El tribunal especial condenó a Khan el martes por filtrar secretos de Estado y también inhabilitó a la antigua estrella del críquet para ocupar cualquier cargo público durante 10 años, un revés para él y su partido antes de las elecciones generales del 8 de febrero.

"Es evidente que Pakistán se ha enfrentado a graves consecuencias económicas, diplomáticas y políticas debido a los delitos cometidos por el acusado Imran Ahmed Khan Niazi", decía la sentencia, y añadía: "que a su vez debilitaron la economía de Pakistán, afectando así negativamente a la seguridad nacional".

La sentencia declaró a Khan, de 71 años, culpable de hacer público, así como de manipular, utilizar indebidamente y alterar un cable secreto del embajador de Pakistán en Washington al gobierno de Islamabad. Le declaró culpable de cuatro cargos en virtud de la Ley de Secretos Oficiales.

Khan ha dicho que el cable era la prueba de una conspiración de los militares y del gobierno estadounidense para derrocar a su gobierno en 2022, después de que visitara Moscú justo antes de la invasión rusa de Ucrania. Washington y los militares pakistaníes lo niegan.

También ha sido condenado a tres años en un caso de corrupción en agosto, aunque la sentencia ha sido suspendida. El miércoles también fue condenado a 14 años por cargos de soborno, lo que ya le había dejado fuera de las próximas elecciones.

"Esta sentencia está llena de fallos", declaró el abogado de Khan, Intezar Panjutha, y añadió: "No se sostendría en ningún tribunal superior".

El ex primer ministro Nawaz Sharif, a quien los analistas consideran el favorito para formar el próximo gobierno, y su hija, Maryam Nawaz, fueron condenados de forma similar y encarcelados por cargos de corrupción antes de las últimas elecciones generales de 2018. Los analistas dicen que eso ayudó a Khan a ganar, mientras que la condena de Khan ayuda ahora a Sharif. Ambos culpan a los militares, una acusación que el ejército niega.

La recuperación de Pakistán de una crisis económica depende de la estabilidad política. Las elecciones se producen mientras Pakistán navega por un complicado camino de recuperación bajo un rescate de 3.000 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional que le ayudó a evitar por poco un impago soberano el año pasado.