Navalny ya está cumpliendo una condena de dos años y medio en un campo de prisioneros al este de Moscú por violaciones de la libertad condicional relacionadas con cargos que, según él, fueron inventados para frustrar sus ambiciones políticas.

En un mensaje de Twitter, su portavoz, Kira Yarmysh, citó a un juez del tribunal de Lefortovo en Moscú diciendo que la sentencia se anunciaría el 22 de marzo.

Navalny aprovechó su comparecencia en la vista, que fue transmitida en directo desde la cárcel a los periodistas que cubrían el caso, para renovar su llamamiento al fin de la guerra de Rusia en Ucrania, pero la transmisión de su declaración fue bloqueada, añadió.

"Hemos estado diciendo que (el presidente ruso Vladimir) Putin quiere mantener a Navalny en prisión para siempre. La próxima sentencia no tiene nada que ver con la ley", escribió Yarmysh.

El propio Navalny adoptó más tarde un tono típicamente desafiante, diciendo en Instagram: "Si la pena de prisión es el precio de mi derecho humano a decir las cosas que hay que decir... entonces pueden pedir 113 años. No renunciaré a mis palabras ni a mis actos".

Los fiscales pidieron el traslado a una prisión de máxima seguridad porque dijeron que Navalny había cometido delitos en el campo de prisioneros, convirtiéndose así en reincidente, dijo Yarmysh.

Los funcionarios de la oficina del fiscal general no respondieron a una solicitud de comentarios.

LA LUCHA CONTRA EL "DESPOTISMO

Navalny, que puede publicar en las redes sociales a través de sus abogados y aliados, renovó su llamamiento a las protestas contra la invasión rusa de Ucrania que comenzó el 24 de febrero.

En el post de Instagram del martes, dijo que la guerra se había convertido en "la consecuencia directa de la corrupción y la degradación, un encubrimiento sangriento del fracaso del régimen de Putin".

La semana pasada, las autoridades rusas incluyeron a Yarmysh en una lista de personas buscadas. Abandonó Rusia el año pasado después de que un tribunal le impusiera 18 meses de restricciones a su libertad de movimiento por infringir las normas de seguridad de la COVID-19.

Las autoridades rusas han tomado medidas enérgicas contra la oposición, y muchos de los aliados más destacados de Navalny han abandonado Rusia antes que enfrentarse a restricciones o a la cárcel en su país.

Navalny fue encarcelado el año pasado cuando regresó a Rusia tras recibir tratamiento médico en Alemania después de un ataque con un agente nervioso durante una visita a Siberia en 2020.

Navalny culpó a Putin del ataque, una acusación que el Kremlin niega.