Los precios al consumo alemanes, armonizados para compararlos con los de otros países de la Unión Europea, subieron en marzo un 7,8% interanual más de lo previsto, según mostraron el jueves los datos preliminares de la oficina federal de estadística.

En comparación con febrero, los precios aumentaron un 1,1%, añadió.

Los analistas esperaban que los datos armonizados aumentaran un 0,8% respecto al mes anterior y crecieran un 7,5% en términos anuales.

Según los datos no armonizados, los precios al consumo alemanes subieron un 7,4% anual en marzo y un 0,8% mensual. Esto sigue a una tasa de inflación del 8,7% en febrero y enero.

Los precios de los alimentos siguieron mostrando un crecimiento superior a la media. Subieron un 22,3% interanual.

El descenso de la tasa de inflación se debió en su totalidad a la ralentización de los precios de la energía, que sólo subieron un 3,5% en comparación con marzo de 2022, cuando los precios de la energía se dispararon tras la invasión rusa de Ucrania.

Aparte de este efecto de base, que se debe al elevado nivel del índice de marzo de 2022, las medidas incluidas en el tercer paquete de medidas de alivio del gobierno alemán también contribuyeron al descenso de la inflación general, según la oficina de estadística.

La inflación está cayendo rápidamente en toda la zona euro a medida que los elevados costes de la energía se desprenden de las cifras de hace un año, pero el crecimiento de los precios subyacentes, que filtra los volátiles precios de los alimentos y la energía, parece obstinadamente alto.

Esto está suscitando la preocupación en el Banco Central Europeo de que los elevadísimos costes de la energía se hayan filtrado a la economía en general a través de efectos de segunda ronda, lo que dificulta su erradicación porque está alimentando el aumento de los costes de forma generalizada.

Aunque los precios de la energía han retrocedido a sus niveles de antes de la guerra, Isabel Schnabel, miembro del consejo del BCE, advirtió el miércoles de que el impacto energético podría no desaparecer por completo de la inflación porque las empresas han aumentado sus márgenes y los trabajadores están incrementando sus demandas salariales.

El mercado laboral europeo está tan ajustado que los trabajadores han ganado poder de negociación, y el crecimiento salarial se sitúa ahora entre el 5 y el 6%, su nivel más alto en décadas.

Aun así, el BCE prevé una inflación global por debajo del 3% a finales de año y espera que esta rápida caída modere también las demandas salariales, aliviando las presiones generales sobre los precios.