Los precios subyacentes al consumo en la capital de Japón subieron un 3,2% en junio respecto al año anterior, superando el objetivo del 2% del banco central por decimotercer mes consecutivo, en una señal de ampliación de la presión inflacionista, según mostraron el viernes datos del gobierno.

Los datos de Tokio, que se consideran un indicador adelantado de las tendencias en todo el país, probablemente mantendrán vivas las expectativas de que el Banco de Japón (BOJ) reduzca gradualmente su estímulo masivo este año.

El aumento del índice de precios al consumo (IPC) subyacente de Tokio, que excluye los volátiles alimentos frescos pero incluye los costes del combustible, siguió a una subida del 3,1% en mayo y se comparó con una previsión mediana del mercado de una subida del 3,3%.

El índice que excluye los alimentos frescos y los costes del combustible subió un 3,8% en junio con respecto al año anterior, tras una subida del 3,9% en mayo, según mostraron los datos.

La economía japonesa se está recuperando por fin de las cicatrices de la pandemia del COVID-19, aunque los riesgos de una ralentización mundial y el aumento de los precios de los alimentos planean sobre las perspectivas de las exportaciones y el consumo.

Con una inflación que ya supera su objetivo, en los mercados abundan las especulaciones de que el Banco de Japón podría abandonar pronto la política monetaria ultralaxa bajo el mandato del nuevo gobernador Kazuo Ueda.

Ueda ha dicho en repetidas ocasiones que la inflación se ralentizará en los próximos meses a medida que se disipen los factores de empuje de los costes, y que el BOJ mantendrá la política ultralaxa hasta que un mayor crecimiento de los salarios garantice que Japón pueda ver cómo la inflación alcanza de forma sostenible su objetivo del 2%.

Pero dijo en un seminario el miércoles que el BOJ vería una buena razón para cambiar la política monetaria si estuviera "razonablemente seguro" de que la inflación se aceleraría en 2024 tras un periodo de moderación.