Las estrategias de inversión que tienen en cuenta los riesgos medioambientales, sociales y de gobernanza (ASG), o que invierten en empresas que buscan tener un impacto positivo en el clima, las personas y el mundo natural, han recaudado billones de dólares en todo el mundo.

Sin embargo, dos tercios de los 77 gestores de activos encuestados, que controlan activos por valor de 60 billones de dólares, presentaban "graves lagunas en sus políticas y prácticas de inversión responsable", según descubrió el grupo basándose en un análisis de sus políticas.

Entre ellas se incluye el hecho de no evaluar y prevenir los impactos negativos sobre la naturaleza o incluir las emisiones de Alcance 3, las vinculadas a la cadena de valor de una empresa, en los objetivos climáticos.

"Como gestores de decenas de billones de dólares ... sus decisiones tienen un enorme impacto en todo el mundo. ... (pero) sigue faltando ambición para impulsar mejoras en el mundo real", afirmó Claudia Gray, responsable de investigación del sector financiero de ShareAction.

ShareAction evaluó a los gestores en función de varios cientos de indicadores, entre ellos sus tenencias de inversiones en combustibles fósiles; si han establecido objetivos de reducción de emisiones a más corto plazo y cómo integran las políticas de biodiversidad en la toma de decisiones.

Entre los que más mejoraron se encuentra J.P. Morgan Asset Management, que subió casi 60 puestos hasta el 13º tras adoptar políticas sociales y de biodiversidad, además de comprometerse en temas como la gestión del capital humano, según el grupo.

ShareAction también descubrió que la proporción de gestores que obtienen resultados significativamente peores que sus homólogos ha descendido del 51% en 2020 al 35% en 2023.