El aumento, sin embargo, fue menor que las expectativas del mercado, lo que subraya el impacto persistente de los cuellos de botella en la cadena de suministro y otros riesgos como el aumento de los costes de las materias primas.

La producción de las fábricas aumentó un 0,1% en febrero con respecto al mes anterior, según mostraron el jueves los datos oficiales, ya que el aumento de la producción de automóviles y equipos de transporte compensó el descenso de los productos químicos.

Esto significó que la producción volvió a crecer tras caer un 0,8% en enero y un 1,0% en diciembre. El incremento fue más débil que el aumento del 0,5% previsto en una encuesta de Reuters entre economistas.

Las perspectivas de la tercera economía mundial se han debilitado después de que los precios de la energía y de las materias primas se dispararan tras la invasión rusa de Ucrania el mes pasado. Los precios de las materias primas se han disparado, cargando a los exportadores con mayores costes de los insumos, al tiempo que han aumentado las interrupciones en la cadena de suministro.

"Es probable que la situación en Ucrania empeore aún más la escasez de piezas", dijo Takumi Tsunoda, economista principal de Shinkin Central Bank Research.

"Parece que existe el riesgo de que la recuperación de la producción se retrase aún más".

Los fabricantes y proveedores de automóviles japoneses también se enfrentan a vientos en contra por las interrupciones relacionadas con el coronavirus en China, el mayor mercado del mundo.

Los datos del jueves mostraron que la producción de automóviles y otros vehículos de motor aumentó un 10,9% respecto al mes anterior en febrero, repuntando tras una fuerte contracción en enero, al disminuir la presión de la escasez de piezas.

Los fabricantes encuestados por el Ministerio de Economía, Comercio e Industria (METI) esperaban que la producción avanzara un 3,6% en marzo y un 9,6% en abril.

Sin embargo, estas previsiones no tuvieron en cuenta las interrupciones de la producción causadas por el potente terremoto de magnitud 7,4 que sacudió la costa noreste de Japón el 16 de marzo y que provocó el cierre de plantas en Toyota Motor Corp y otras empresas.

Los planes de producción de las empresas japonesas para los próximos meses son cada vez más optimistas, dijo Tom Learmouth, economista de Japón en Capital Economics, destacando los posibles riesgos de cara al próximo trimestre.

"Los nuevos vientos en contra de la posible interrupción de la cadena de suministro en Rusia y China pueden mantener el freno de mano en la producción industrial japonesa, retrasando cualquier repunte hasta más adelante en el año".