España suele suministrar cerca del 40% de la producción mundial. Sin embargo, las olas de calor cuando los olivos estaban floreciendo la pasada primavera y una grave sequía desde el verano pasado en España y en los productores número dos y cuatro, Italia y Portugal, han mermado las existencias.

Sólo el tercer productor de la UE, Grecia, que no se vio afectado por las condiciones climáticas, esperaba que la producción mejorara, aunque no lo suficiente como para compensar el descenso en España.

"Es una catástrofe", afirmó Primitivo Fernández, responsable de la Asociación Nacional de Envasadores de Aceite Comestible de España, al destacar la conjunción de la sequía, la crisis económica y la guerra en Ucrania.

La asociación española de exportadores Asoliva calcula que este año habrá al menos un 10% menos de aceite de oliva disponible en todo el mundo con respecto a los 3,1 millones de toneladas producidas en la campaña que finaliza en 2021.

"Cada día que pasa sin llover, las previsiones empeoran", declaró a Reuters Dcoop, la mayor cooperativa de productores de aceite de oliva de España.

En España, el precio de las botellas de aceite de oliva subió alrededor de un 60% en 2022, según los grupos industriales y las empresas consultadas.

La subida de precios fue provocada inicialmente por la escasez de aceite de girasol el año pasado, después de que Rusia invadiera Ucrania. Pero el aumento de la inflación, el encarecimiento de los fertilizantes y la sequía siguen presionando los precios al alza.

Un litro de aceite de oliva virgen se vende en España por más de 7 euros (7,51 dólares), cuando en febrero de 2022 el precio estaba por debajo de los 5 euros.

Las subidas de precios han reducido el volumen de ventas de aceite de oliva en España en un 8% en el año transcurrido hasta febrero, según un estudio de la consultora Nielsen.

(1 dólar = 0,9318 euros)