Un portavoz de la rama ministerial declaró que el informe británico "interfiere groseramente en los asuntos de Hong Kong y en los asuntos internos de China, y pisotea gravemente el derecho internacional".

Gran Bretaña criticó lo que calificó de erosión sistemática de las libertades en Hong Kong por parte del gobierno chino y de represión de la libertad de expresión por parte de las autoridades, en su último informe sobre la antigua colonia británica, anunciado en una declaración escrita al parlamento el jueves. Los informes se publican cada seis meses.

En una declaración separada, el gobierno de Hong Kong dijo a última hora del jueves que refutaba los "comentarios difamatorios y los ataques políticos malintencionados" realizados en el informe británico.

"La región administrativa especial de Hong Kong es una parte inalienable de la República Popular China", decía el comunicado, añadiendo que el gobierno instaba a Gran Bretaña a "respetar las normas básicas que rigen las relaciones internacionales y dejar de interferir" en los asuntos de la ciudad.