Lane había descartado la noción de una nueva era para la inflación hasta hace poco, pero ha revisado su opinión, preparando el terreno para un cambio de política en el BCE tras casi una década de tipos de interés ultrabajos y compras masivas de bonos.

"Hay varios factores que indican que el entorno de inflación excesivamente baja que prevaleció de 2014 a 2019 (un periodo en el que la inflación anual promedió sólo el 0,9%) podría no resurgir incluso después de que el ciclo pandémico haya terminado", dijo Lane en un evento de MNI.

Atribuyó el mérito al apoyo económico sin precedentes desplegado por los gobiernos de la zona euro y el propio BCE en respuesta a la pandemia de coronavirus, pero también a los cambios estructurales, como la disminución de las exportaciones de China.

El BCE está sometido a la presión del mercado para que suba los tipos de interés de los depósitos bancarios, actualmente en el 0,5%, ante la persistente inflación de la zona euro. Ésta alcanzó el 5,1% en enero, mucho más del doble del objetivo del 2% del BCE.

Lane dijo que el ritmo de cualquier cambio de política dependería de si el BCE esperaba que la inflación se estableciera por debajo, en o por encima del 2%.

"El tamaño y la frecuencia de los movimientos de los tipos de interés dependen del tipo de régimen en el que se cree que se está", dijo Lane. "No digo que (25 puntos básicos) sea un mal incremento, pero hay otros incrementos posibles".

Dado que no preveía una inflación galopante, Lane dijo que el "gradualismo" tendría sentido en las circunstancias actuales, algo que también había señalado anteriormente su colega del BCE y gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos.

El Fondo Monetario Internacional respaldó el jueves la postura monetaria fácil del BCE en un artículo de su blog, en el que pronosticaba que la inflación caería por debajo del objetivo del banco central tras los "impulsos transitorios" derivados de los problemas de suministro que podrían prolongarse hasta el próximo año.

El BCE publicará sus propias proyecciones el 10 de marzo, fecha en la que también se espera que trace el camino para reducir su programa de estímulo de compra de bonos, un precursor de la subida de tipos.

Sus responsables políticos han atribuido a las compras de bonos el mérito de haber mantenido la economía a flote durante la pandemia de coronavirus, pero también están cada vez más preocupados por los riesgos de tener cientos de miles de millones de euros de deuda en el propio balance del BCE.