La desmovilización de las fuerzas de Tigray se considera fundamental para el acuerdo de alto el fuego del 2 de noviembre, junto con el restablecimiento de los servicios, la reanudación de la ayuda humanitaria y la retirada de las tropas eritreas, que lucharon junto al ejército etíope pero no formaban parte de la tregua.

El conflicto creó condiciones similares a la hambruna para cientos de miles de habitantes de Tigray, mató a miles de personas y desplazó a millones en todo el norte de Etiopía.

El traspaso de poderes en la ciudad de Agulae, a unos 30 km (18 millas) al noreste de la capital regional, Mekelle, fue supervisado por un equipo de control formado por miembros de las dos partes y de un organismo regional, la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD).

En la ceremonia, el representante de las Fuerzas de Defensa de Tigray (TDF), Mulugeta Gebrechristos, declaró que el inicio del desarme desempeñaría un papel importante en el restablecimiento de la paz.

"Actuamos con la convicción de que si queremos tener paz, no debe haber nada que abra la puerta a la provocación. La paz es vital para todos nosotros", declaró Mulugeta en un discurso retransmitido por Tigrai TV.

"Todos somos (parte de) una Etiopía. Tanto nosotros como las TDF hemos abandonado nuestras respectivas posiciones defensivas en paz, comprensión y amor", declaró Aleme Tadesse, representante del ejército etíope.

Los soldados eritreos se retiraron de varias ciudades importantes de Tigray a finales del mes pasado pero no han abandonado el territorio de Tigray, según los residentes. Eritrea se ha negado a comentar si las tropas se marcharán.