Si las propuestas consultivas se someten a votación en las juntas de accionistas de los bancos esta primavera, pondrían a prueba los compromisos climáticos de los inversores tras los reveses sufridos en 2022, cuando las peticiones de recortes más drásticos en la financiación de los combustibles fósiles presentadas por otros activistas climáticos obtuvieron un escaso apoyo.

El contralor de la ciudad de Nueva York, Brad Lander, que presentó las nuevas resoluciones este año, dijo que su objetivo es presentar medidas que tengan muchas posibilidades de obtener un apoyo mayoritario. Muchos inversores "quieren ver que los compromisos de cero emisiones netas de las empresas se hagan realidad", dijo Lander en una entrevista.

Los fondos de la ciudad de Nueva York han sido de los más agresivos a la hora de presionar a las empresas energéticas para que se alejen de los combustibles fósiles, pero pocos otros grandes inversores han hecho suyos los llamamientos a desinvertir del sector en medio del aumento de los precios de la energía. Mientras tanto, los funcionarios republicanos de estados como Texas y Florida han intentado negar negocios a ciertas empresas financieras por su trato a los productores de combustibles fósiles.

Las nuevas resoluciones piden a bancos como Bank of America, Goldman Sachs Group y JPMorgan que se comprometan a reducir las emisiones en sus préstamos y suscripciones energéticas. Lander citó los planes esbozados el año pasado por Citigroup para que las emisiones en toda su cartera de préstamos energéticos disminuyan un 29% para 2030 con respecto a 2020.

En la actualidad, los otros tres bancos tienen objetivos para reducir la "intensidad de emisiones" de su financiación, una medida de las emisiones en relación con la producción que, según los activistas del clima, no va lo suficientemente lejos.

Los representantes de JPMorgan, Bank of America y Goldman Sachs declinaron hacer comentarios sobre las resoluciones.

El papel de los bancos en la reducción de las emisiones globales forma parte de un debate sobre sus obligaciones como miembros de la Alianza Bancaria Neto Cero, un esfuerzo respaldado por Naciones Unidas para fomentar la descarbonización y alcanzar las emisiones netas cero de las carteras de préstamos e inversiones de los bancos para 2050 con el fin de limitar el aumento de las temperaturas globales.