Tras haber elevado rápidamente los tipos de interés para luchar contra la inflación, la Reserva Federal y sus homólogos europeos están realizando ahora enormes pagos de intereses a los bancos comerciales sobre los depósitos que ellos mismos crearon con sus esfuerzos de apoyo masivo, conocidos como flexibilización cuantitativa (QE).

La pérdida acumulada de la Reserva Federal por su flexibilización cuantitativa asciende ahora a casi 26.000 millones de dólares. El Banco Nacional Suizo tuvo unas pérdidas de 132.000 millones de francos suizos (143.000 millones de dólares) el año pasado, mientras que el Banco Central Europeo (BCE) paga ahora un 2,5% de interés por 4 billones de euros que los bancos comerciales obtuvieron gratis durante los años de la crisis.

El Tesoro estadounidense no tendrá que preocuparse por rescatar a la Reserva Federal, que simplemente puede aplazar cualquier pérdida. Pero el Tesoro seguirá echando en falta los entre 50.000 y 100.000 millones de dólares que los beneficios de los bonos de la Fed solían proporcionar cada año.

Sin embargo, el BCE y varios bancos centrales nacionales de Europa han lanzado advertencias. El gobierno británico, que ha recibido más de 120.000 millones de libras en beneficios del Banco de Inglaterra desde 2009, ya ha reservado 11.000 millones de libras para el banco central.

El documento del BPI señala que cuando se requieren rescates se corre el riesgo de levantar la ira de los contribuyentes y de los políticos, que entonces apuntan a la independencia de los bancos centrales.

"Si hay una mala gestión macroeconómica y el Estado carece de credibilidad, las pérdidas pueden erosionar el prestigio del banco central, lo que puede poner en peligro su independencia e incluso provocar el colapso de la moneda", decía el documento, refiriéndose al peor de los casos.

Había docenas de ejemplos pasados de economías en desarrollo, como México, Chile, la República Checa e Israel, en los que los bancos centrales pueden operar sin mayores dificultades con un patrimonio negativo, decía.

Sin embargo, para evitar cualquier barrabasada política, los bancos deben comunicar que las medidas que provocaron las pérdidas se adoptaron para garantizar la estabilidad de los precios y de la economía, lo que tiene un beneficio a largo plazo.

"Para mantener la confianza del público y preservar la legitimidad de los bancos centrales ahora y a largo plazo, las partes interesadas deberían apreciar que los mandatos políticos de los bancos centrales están por encima de los beneficios", afirma el documento.

(1 dólar = 0,9317 euros)