La Convención de Todos los Basutos (ABC) ha dirigido el país desde 2017, pero las divisiones dentro del partido le han hecho tener dos primeros ministros en cinco años - uno de los cuales, Thomas Thabane, dimitió en 2020 tras ser acusado del asesinato de su ex mujer.

Negó cualquier delito y los cargos fueron retirados posteriormente.

Su sucesor - el primer ministro Moeketsi Majoro - declaró el estado de emergencia en agosto, después de que los legisladores no aprobaran dos proyectos de ley destinados a acabar con la volatilidad política en el parlamento. El mes pasado, el más alto tribunal de Lesotho dictaminó que la declaración era inconstitucional.

El ABC ha elegido a otro dirigente, el ex ministro de Sanidad Nkaku Kabi, para disputar la candidatura, después de que derrotara a Majoro en una votación del partido en febrero.

Rodeados por todos lados por una cadena montañosa sudafricana, los frescos lagos y manantiales de Lesotho son una fuente vital de agua dulce para su gigantesco y reseco vecino, que abastece los grifos de su capital comercial, Johannesburgo.

Lesotho ha sufrido cuatro golpes militares desde su independencia de Gran Bretaña en 1966.

Los disturbios de la oposición en la capital, Maseru, en 1998, hicieron que Sudáfrica desplegara tropas para restablecer el orden.

En 2014, se escucharon disparos en la capital, Maseru.

El entonces primer ministro Thabane huyó temporalmente del país, acusando a los militares de derrocarle, lo que obligó a Sudáfrica a mediar para restaurar el orden y permitir su regreso.

Las reformas constitucionales propuestas habrían modificado todo, desde el papel de los partidos políticos, hasta las normas sobre el cruce de información en el parlamento, el nombramiento de altos funcionarios y el papel del primer ministro.

El objetivo era hacer que Lesotho fuera menos propenso a los atascos políticos cuando se produjeran desavenencias. Pero los legisladores no lograron ponerse de acuerdo sobre ellas en agosto y no fueron aprobadas.