Los bancos húngaros afirmaron el martes que las medidas que les obligan a contribuir a un "fondo de defensa" perjudicarían su capacidad para conceder préstamos, rechazando las acusaciones del gobierno de que habían explotado la guerra en Ucrania para obtener beneficios extra.

El Gobierno anunció el lunes que financiaría un fondo de defensa manteniendo los impuestos existentes sobre los beneficios extraordinarios de los minoristas y las empresas multinacionales más allá de este año, en lugar de eliminarlos gradualmente como se había previsto anteriormente. También gravará las transacciones en divisas de los bancos y aumentará las comisiones por transacción.

Un repunte de la inflación impulsado en parte por las subidas de los precios de los combustibles derivadas de las sanciones occidentales impuestas a la energía rusa por la invasión de Ucrania por Moscú en 2022 provocó mayores beneficios para los bancos privados, mientras el banco central -junto con otros de Europa- subía los tipos de interés para contener la tendencia.

Sin embargo, la Asociación Bancaria Húngara afirmó en un comunicado que los prestamistas no estaban obteniendo beneficios adicionales como resultado de ninguna decisión comercial deliberada provocada por la guerra en Ucrania, con la que el este de Hungría comparte frontera, y que las medidas previstas perjudicarían al sector bancario.

"La imprevisibilidad de una serie de cargas y medidas gubernamentales limita gravemente la capacidad de préstamo, la competitividad internacional y el papel estimulador del sector bancario", afirmaron.

La inflación en Hungría superó con creces las subidas de precios en el resto de la Unión Europea debido a la escalada de los costes energéticos, así como a la ineficacia de las intervenciones gubernamentales para frenar los precios, según los analistas.

El gobierno impuso impuestos extraordinarios a las grandes empresas para reforzar sus arcas presupuestarias en 2022. El déficit presupuestario de Hungría está muy por encima de los límites de la UE, con una media de casi el 7% de la producción económica en los últimos cuatro años.

El jefe de gabinete del primer ministro Viktor Orban, Gergely Gulyas, dijo que dadas las actuales condiciones de "tiempos de guerra", era necesario un fondo de defensa, pero no dio más detalles sobre a qué se destinaría la recaudación de los gravámenes extraordinarios sobre los beneficios de las empresas. (Reportaje de Boldizsar Gyori y Anita Komuves; edición de Mark Heinrich)