Los cubanos, frenéticos por escapar de la crisis económica en su país, sopesaron esta semana las opciones para trasladarse a Estados Unidos después de que el gobierno de Biden pusiera en marcha una nueva serie de normas en la frontera entre Estados Unidos y México que cambian drásticamente el panorama para los aspirantes a emigrantes de la isla.

Las nuevas regulaciones bloquean a los cubanos en la frontera, frenando una ruta hacia Estados Unidos favorecida por muchos: un vuelo a Nicaragua, que levantó su requisito de visado en 2021 a los cubanos, y luego un viaje por tierra hacia el norte a través de Centroamérica y México hasta la frontera.

Pero las nuevas normas también abren una nueva vía para entrar legalmente en Estados Unidos, destinada a poner orden en un éxodo récord en 2022 de más de 220.000 emigrantes cubanos que se encuentran en la frontera entre Estados Unidos y México.

"Queda por ver si los cubanos esperarán su turno en el sistema migratorio legal o seguirán intentando cruzar las fronteras terrestres y marítimas de Estados Unidos sin autorización oficial", dijo Jorge Duany, profesor de la Universidad Internacional de Florida en Miami.

En octubre de 2022, Estados Unidos impuso un enfoque similar de "palo y zanahoria" a los migrantes procedentes de Venezuela. Los venezolanos que llegaban a la frontera suroeste de Estados Unidos cayeron de 1.100 al día a menos de 200 en sólo una semana, según muestran las cifras estadounidenses.

El gobierno de Biden ha apostado a que los cubanos responderán de la misma manera, ayudando a frenar el ritmo de la inmigración ilegal.

Los cubanos en La Habana, para quienes la migración es un tema constante de conversación, dijeron que acogían con satisfacción las nuevas opciones, pero dijeron a Reuters que aún no estaba claro cuántos podrían aprovecharlas.

Las normas permiten a los emigrantes fuera de Estados Unidos solicitar un periodo de "libertad condicional" de dos años que les permitiría viajar legalmente al país. El proceso requiere exámenes de seguridad y salud y que los cubanos identifiquen a un patrocinador estadounidense que se responsabilice económicamente de ellos.

"El {nuevo sistema} es para los que tienen familia allí", dijo Rafael Rodríguez, de 26 años y residente en La Habana, quien dijo que las normas habían desencadenado una carrera para identificar patrocinadores.

"Hay mucha gente como yo que no tiene a nadie que les patrocine".

Pero para Daniel González, de 19 años y residente en La Habana, que dijo haber tenido amigos cercanos que tomaron la peligrosa ruta terrestre hacia el norte a través de Centroamérica, el nuevo proceso es un alivio bienvenido.

"Nos da una opción legal... para que podamos viajar a Estados Unidos sin tener que correr grandes riesgos", dijo.

El gobierno cubano dijo que también busca alentar la migración legal y ordenada, pero ha culpado durante mucho tiempo al embargo estadounidense de la era de la Guerra Fría por estrangular la economía de la isla y alentar a sus jóvenes a emigrar.

El gobierno de Biden ha reconocido que las "sanciones económicas" son uno de los factores clave que impulsan la inmigración, pero el cambio de política de la semana pasada no abordó el embargo.

Hasta que la economía mejore, el taxista Osmani Mulet dijo que las nuevas normas no serán suficientes para frenar a los que quieren marcharse.

"Los cubanos siempre encontrarán la forma de emigrar", dijo. "Si no es a {Estados Unidos}, entonces a cualquier otro lugar".