El alto el fuego del 2 de noviembre calmó un conflicto de dos años que mató a decenas de miles de personas y desplazó a millones en el país del Cuerno de África, pero la aplicación de algunas partes del acuerdo ha sido más lenta de lo esperado.

Los trabajadores humanitarios de Tigray afirman que las tropas de la vecina Eritrea - que deberían haberse retirado según los términos de la tregua - siguen presentes en varias ciudades de la zona, una región en la que millones de personas siguen pasando hambre y necesitando ayuda.

El gobierno de Eritrea no ha hecho comentarios.

Se esperaba que tanto la cuestión de las fuerzas eritreas como el restablecimiento de los servicios y de la ayuda humanitaria a Tigray figuraran en el orden del día de un equipo de supervisión que estaban creando los mediadores.

Los mediadores se encontraban reunidos en Mekelle, la capital de Tigray, según declaró el jueves Nuur Mohamud Sheekh, portavoz de la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD) regional.

Getachew Reda, portavoz del Frente de Liberación Popular de Tigray (TPLF) regional, y el asesor de seguridad nacional etíope Redwan Hussien no respondieron a las peticiones de comentarios.

Según el acuerdo de paz, se suponía que el equipo de supervisión debía estar en funcionamiento el 22 de noviembre. Los líderes tigrayanos se quejaron de los retrasos en su establecimiento y en la aplicación de otras disposiciones de la tregua.

En otros frentes, parece estar cobrando impulso la mejora de las relaciones.

El miércoles, la compañía estatal Ethiopian Airlines reanudó sus vuelos a Mekelle, los primeros en 18 meses. Ethio Telecom volvió a conectar sus servicios a Mekelle y a otras 27 ciudades, mientras que el gobierno afirma que se está incrementando la ayuda humanitaria.