Egipto, un productor de petróleo y gas considerado muy vulnerable al cambio climático, se ha posicionado como defensor de los intereses africanos mientras se prepara para acoger la cumbre en Sharm el-Sheikh en noviembre.

Un comunicado publicado tras un foro de tres días para los ministros de finanzas, economía y medio ambiente decía que África se beneficiaba de menos del 5,5% de la financiación mundial para el clima a pesar de tener una baja huella de carbono y de sufrir de forma desproporcionada el cambio climático.

Instó a los países ricos a cumplir y ampliar sus compromisos climáticos, y dijo que los países pobres deberían poder desarrollarse económicamente a la vez que reciben más fondos para adaptarse al impacto del cambio climático.

El documento subrayaba "la necesidad de evitar enfoques que fomenten la desinversión abrupta de los combustibles fósiles, ya que esto... amenazará el desarrollo de África".

El papel del gas en la transición hacia una energía más limpia va a ser un punto clave de controversia en la COP27. Los activistas del clima afirman que debe ser eliminado rápidamente y sustituido por energías renovables.

La ministra nigeriana de Finanzas, Zainab Ahmed, dijo en el foro de El Cairo que el gas era una cuestión de supervivencia para su país.

"Si no conseguimos financiación a un precio razonable para desarrollar el gas, estamos negando a los ciudadanos de nuestros países las oportunidades de alcanzar un desarrollo básico", dijo.

El comunicado también pedía centrarse en el cambio climático en una revisión de los bancos multilaterales de desarrollo y de las instituciones financieras internacionales.

Sugirió la creación de un centro de deuda soberana sostenible que podría reducir el coste del capital para los estados en desarrollo y apoyar los canjes de deuda por naturaleza.

Los expertos afirman que tanto el sector privado como el público tienen ganas de financiar e invertir en proyectos climáticos en África, pero la financiación se ve obstaculizada por razones como la percepción del riesgo, el subdesarrollo de los mercados de financiación verde y las limitaciones técnicas y políticas locales.

Los Estados han visto aumentar el coste de los préstamos debido a la pandemia del COVID-19 y a la guerra de Ucrania.

"Esto nos quita el sueño: cómo disminuir el coste de los préstamos", dijo en el foro la viceministra de Finanzas de Egipto, Sherine El Sharkawy.

Kevin Chika Urama, economista jefe del Banco Africano de Desarrollo, afirmó que África se enfrenta a un déficit de financiación climática de unos 108.000 millones de dólares al año.

"La estructura de la financiación climática actual está realmente sesgada en contra de los países vulnerables al clima. Cuanto más vulnerable eres, menos financiación climática recibes", dijo.