La junta de Malí pidió el viernes a la fuerza de mantenimiento de la paz, conocida como MINUSMA, que se marche "sin demora", una exigencia que se produce tras años de deterioradas relaciones entre la ONU y la cúpula militar de Bamako.

"La salida de la MINUSMA sin una alternativa creíble constituiría una amenaza para la seguridad en Malí y en toda la región", declaró el miércoles en un comunicado la coalición, denominada Marco Estratégico Permanente para la Paz, la Seguridad y el Desarrollo (CSP-PSD).

Un portavoz de la junta no respondió a una solicitud de comentarios.

No está claro si la MINUSMA se marchará ni cuándo lo hará. La fuerza ha estado en el país de África Occidental desde 2013 después de que una insurgencia separatista liderada por los tuaregs fuera secuestrada por grupos islamistas que han pasado a matar a miles de personas y a controlar grandes partes del norte y del centro.

La MINUSMA ha tenido dificultades para contener la violencia islamista, pero ha contribuido a aplacar a los separatistas, que detuvieron su ofensiva en 2015 con el Acuerdo de Argel.

Aún así, los firmantes han estado en desacuerdo con la junta que consolidó el poder en dos golpes de Estado en 2020 y 2021. En diciembre, el CSP-PSD se retiró de las conversaciones, afirmando que sólo volvería a la mesa en un país neutral bajo mediación internacional.

El mandato de la MINUSMA expira el 30 de junio y estaba en conversaciones para prorrogarlo antes del anuncio de Mali. Los expertos en seguridad afirman que una salida ordenada de 13.000 soldados y equipos podría llevar al menos un año.

Existe el temor de que el país -que ha quemado puentes con sus aliados occidentales desde los golpes de Estado y ha recurrido al contratista militar privado ruso Wagner Group en busca de ayuda- se hunda aún más en el caos si resurgen los sentimientos separatistas.