Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, el desperdicio mundial de alimentos representa entre el 8% y el 10% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero.

El Grupo Ingka, propietario de la mayoría de las tiendas IKEA, anunció en 2017 su objetivo de reducir a la mitad el desperdicio de alimentos con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial que le permite adaptar mejor las cantidades cocinadas a la demanda.

En aquel momento, el desperdicio diario de alimentos por punto de venta, conocido por las albóndigas de su marca, alcanzaba una media de unos 150 kg (330 libras), lo que se traducía en unas 43.000 toneladas anuales en total.

Ingka declaró el martes en un comunicado que la reducción significaba haber ahorrado más de 20 millones de comidas y evitado 36.000 toneladas equivalentes de dióxido de carbono. El ahorro total en términos de dinero fue de 37 millones de euros (37 millones de dólares), añadió un portavoz.

"Aunque este logro representa una proporción relativamente pequeña de nuestra huella climática global, (0,1%), no deja de ser un paso importante del que nos sentimos orgullosos", afirmó.

En los 12 meses transcurridos hasta agosto de 2021, toda la cadena de valor de IKEA -desde la producción de materias primas hasta la eliminación de los productos por parte de los clientes- emitió 26,2 millones de toneladas equivalentes de CO2.

"Seguimos explorando, probando y desarrollando formas de prevenir y reducir el desperdicio de alimentos en nuestras operaciones, así como de inspirar a nuestros clientes y a la gran cantidad de personas para que hagan lo mismo", afirmó Ingka.

Los restaurantes atienden a unos 560 millones de visitantes al año.

(1 dólar = 1,0014 euros)