La prueba comprueba si los bancos disponen de capital suficiente para hacer frente a shocks teóricos y pretende evitar que se repitan situaciones en las que los contribuyentes tengan que rescatar a los prestamistas como ocurrió en la crisis financiera mundial de hace más de una década.
La prueba se adaptó y retrasó durante la pandemia del COVID-19, pero ahora ha vuelto a su hueco anual, con los resultados previstos para mediados de 2023 para ayudar al Banco de Inglaterra a determinar los niveles de capital.
"El escenario de estrés es más grave que la crisis financiera mundial, tanto para el Reino Unido como para el resto del mundo", afirmó el BoE en un comunicado.
Con el BoE y otros bancos centrales subiendo los tipos de interés para sofocar una inflación que lleva décadas en máximos, en medio del impacto de la invasión rusa de Ucrania, la prueba comprobará por primera vez la resistencia de ocho prestamistas al aumento de los costes de los préstamos a nivel mundial y no sólo en el Reino Unido.
Los ocho bancos son HSBC, Barclays, Standard, Lloyds, NatWest, Santander UK, Virgin Money y Nationwide Building Society.
El escenario -que se acerca más a la peor de las situaciones que a cómo espera realmente el BoE que se desarrollen las perspectivas económicas- abarca cinco años a partir de finales de junio de 2022, e incluye la subida del tipo de interés bancario del BoE al 6% a principios del año que viene y una caída del 5% de la producción económica británica, así como un desplome del 31% de los precios de la vivienda.
Por primera vez se someterá a prueba de forma independiente a las ramas minoristas "delimitadas" de los bancos, dijo el BoE.
Habrá una prueba de estrés separada de los costes de mala conducta.
"Se pide a los bancos que proporcionen proyecciones estresadas para los costes de mala conducta que se relacionan con problemas de mala conducta conocidos y tienen una baja probabilidad de ser superados", dijo el BoE.
La prueba no tiene nota de aprobado o suspenso, sino un "obstáculo" a medida para cada banco.
