El año pasado, Bruselas esbozó propuestas para la aviación que incluían normas más estrictas sobre las emisiones, el uso de combustibles sintéticos y un impuesto sobre el queroseno, utilizado en el combustible para aviones.

Ahora, la alianza del sector reclama cambios.

Además de las compañías aéreas, el grupo incluye a los principales centros de operaciones como Frankfurt y Schiphol de Ámsterdam.

Argumentan que el negocio se trasladará a los aeropuertos no europeos, que no se enfrentarán a las mismas normas.

El grupo rechaza de plano el impuesto sobre el queroseno.

Y quieren que cualquier recargo climático sobre los billetes se aplique a la totalidad de las rutas de vuelo, no sólo a los tramos que llevan a los pasajeros desde la UE a centros de distribución como Dubai.

Las aerolíneas y los aeropuertos dicen que no se oponen al paquete de medidas "Fit for 55" de la UE, que pretende reducir la producción de gases de efecto invernadero en un 55% para 2030.

Los viajes aéreos representan actualmente alrededor del 3% de las emisiones mundiales.