Un seísmo de magnitud 6,8 sacudió el país el 8 de septiembre, matando a más de 2.900 personas, la mayoría en los pueblos de difícil acceso de las montañas del Alto Atlas.

El plan iría dirigido a 4,2 millones de personas de las provincias más afectadas de Al Haouz, Chichaoua, Taroudant, Marrakech, Ouarzazate y Azizlal, dijo el palacio real, tras una reunión del rey Mohammed VI con funcionarios del gobierno y del ejército.

El plan abarca el realojamiento y la mejora de las infraestructuras de forma que favorezcan el desarrollo social y económico de las zonas afectadas por el seísmo, según el comunicado.

Las zonas afectadas por el seísmo se encuentran entre las más pobres de Marruecos, con muchos pueblos remotos que carecen de carreteras adecuadas y servicios públicos.

El palacio real dijo que el plan se financiaría con cargo al presupuesto del gobierno, a la ayuda internacional y a un fondo creado en respuesta al seísmo.

El fondo ha recibido hasta ahora unos 700 millones de dólares en donaciones.

La semana pasada, el palacio dijo que se sabía que 50.000 casas habían resultado dañadas y que las autoridades proporcionarían refugio y 30.000 dirhams (3.000 dólares) a los hogares afectados. También se comprometió a ofrecer una ayuda a la reconstrucción de 140.000 dirhams para las casas derrumbadas y de 80.000 para las dañadas.