Los cuerpos llegaron a la costa cerca de la ciudad libia de Castelverde, a 40 km al este de Trípoli, después de que la embarcación naufragara el martes, como parte de un creciente número de naufragios mortales que han matado a decenas de migrantes en el Mediterráneo durante el último año.

El número de migrantes y refugiados que tratan de cruzar a Europa en busca de una vida más segura o mejor ha aumentado desde la pandemia del COVID-19, aunque sigue estando por debajo de los niveles de 2014-15, afirman las agencias humanitarias.

Según la Media Luna Roja, que se ha encargado de las operaciones de búsqueda y rescate, testigos presenciales de la catástrofe afirmaron que casi 150 personas habían subido a la embarcación con la esperanza de llegar a Italia.

El miércoles, trabajadores de la Media Luna Roja vestidos con ropa protectora colocaban los cadáveres de los ahogados en bolsas junto al puerto.

Libia es un importante punto de partida para las personas que tratan de llegar a Europa debido a su proximidad a Italia y a sus propias fronteras porosas.

Sin embargo, inmersa desde 2011 en su propio conflicto y con gran parte del país controlado por facciones armadas, Libia es también un lugar peligroso para los migrantes y refugiados.

Muchos están encerrados en centros de detención donde algunos se han quejado de malos tratos que incluyen abandono, abusos y explotación.