Mahmood Yakubu, en su intervención en el think tank londinense Chatham House, afirmó que la Comisión Electoral Nacional Independiente (INEC) estaba bien preparada para facilitar la votación en la nación más poblada de África a pesar de los desafíos.

"La comisión no contempla, y mucho menos planea, aplazar las elecciones generales de 2023", afirmó. "Vamos a seguir adelante para celebrar las elecciones según lo previsto".

Los nigerianos tienen previsto elegir un nuevo presidente el 25 de febrero, una votación que podría tener implicaciones en todo el continente. El actual presidente, Muhammadu Buhari, tiene limitado constitucionalmente su mandato tras cumplir dos mandatos.

Nigeria tiene unos 200 millones de ciudadanos y la mayor economía de África, y su lucha contra los insurgentes islamistas en el noreste ha hecho que muchos la consideren crucial para la estabilidad regional.

Pero la propia Nigeria se enfrenta a una inseguridad sin precedentes que ha hecho que la propia INEC sea blanco de la violencia, incluso cuando unos atacantes bombardearon la sede de la comisión electoral en el estado de Imo el mes pasado.

En 2019, la INEC retrasó las elecciones una semana apenas unas horas antes de que comenzara la votación, alegando problemas logísticos.

Yakubu afirmó que la INEC facilitaría la votación en los campamentos para los millones de desplazados internos de Nigeria.

También dijo que la comisión había probado todas sus máquinas de identificación biométrica de votantes -un equipo relativamente nuevo que ha tenido algunos problemas técnicos en las últimas elecciones estatales- y que confiaba en que todos los inscritos pudieran emitir su voto.

"Estamos realmente muy cómodos donde estamos con las máquinas de votación", dijo.