Johnson, que se vio obligado a anunciar su dimisión en julio después de que meses de escándalo restaran apoyo a su administración, entregará el poder el martes después de que el Partido Conservador, en el poder, nombre a su nuevo líder el lunes.

Se espera que la actual ministra de Asuntos Exteriores, Liz Truss, gane la contienda por el liderazgo y suceda a Johnson, asumiendo retos como lo que se pronostica como una larga recesión, una inflación de dos dígitos y disturbios industriales.

Al preguntársele si Johnson podría volver al poder, Edward "Eddie" Lister, que ha sido un asesor cercano durante años y fue jefe de gabinete en Downing Street durante un breve periodo en 2020-21, dijo a Sky News: "Puede que en el futuro, nunca diría nunca en nada con Boris Johnson, todo es posible".

"Él va a estar observando todo esto y si algo ocurre en el futuro, como usted ha dicho, si la pelota se suelta en el scrum, entonces podría pasar cualquier cosa. No voy a predecir; todo lo que digo es que nunca lo descartaría".

Johnson, de 58 años y en el cargo desde julio de 2019, ha dicho que continuará como miembro del parlamento tras su dimisión, prometiendo lealtad a su sucesor, pero muchos estarán atentos a si causará problemas al nuevo primer ministro tratando de imponer su voluntad.

Cuando se le preguntó en una conferencia de prensa la semana pasada qué tipo de ex primer ministro sería, Johnson dijo: "Sólo el tiempo lo dirá... Mi intención y lo que ciertamente haré es dar mi apoyo total e incondicional a quien me sustituya y, por lo demás, seguir realmente con la vida".

Los asesores de Johnson se han mostrado cautelosos sobre sus planes de futuro, diciendo poco más que continuará con sus funciones como diputado y que ya no será "propiedad pública".

Pero se enfrenta a una investigación sobre si engañó al parlamento con sus comentarios sobre el llamado "partygate", los sucesos de cierre de COVID-19 en su oficina y residencia de Downing Street.

Eso podría significar la repetición de las emisiones o de más detalles de las fiestas de Downing Street, a veces alimentadas por el alcohol, lo que podría ser una espina clavada para el nuevo primer ministro, que querrá tratar de restablecer la confianza en el cargo.