Miles de personas ataviadas con "Lederhosen", o pantalones de cuero -un pilar típico de la cultura bávara- acudieron al evento que suele atraer a unos 6 millones de visitantes a Múnich al año, entre ellos turistas de todo el mundo.

"Es un momento un poco angustioso caminar entre toda la multitud", dijo un visitante. "Una vez que nos sentemos y tomemos una cerveza estaremos bien".

Los juerguistas se sientan en largas mesas comunales para beber cerveza, comer salchichas, pretzel o codillo de cerdo, y escuchar a las bandas de oompah.

El alcalde de Múnich, Dieter Reiter, dijo a principios de este año que la Oktoberfest, que se celebra del 17 de septiembre al 3 de octubre, tendría lugar sin ninguna restricción del COVID-19.