La producción de combustible para motores de la petrolera estatal mexicana Pemex disminuyó el mes pasado, mostraron datos de la empresa, quedando por debajo de los ambiciosos objetivos de refinación del gobierno destinados a destetar al país de su larga dependencia de los suministros extranjeros.

La incapacidad de aumentar significativamente sus volúmenes de gasolina y diésel supone un nuevo revés para el presidente Andrés Manuel López Obrador, que durante cinco años en el poder ha dado prioridad a la producción nacional, argumentando que el sector energético del país debe ser autosuficiente.

En mayo, el procesamiento de crudo en las seis refinerías nacionales de Pemex cayó 4% en comparación con el mismo mes del año pasado. Durante el mes, las instalaciones estatales sólo procesaron unos 759.000 barriles diarios (bpd), es decir, menos de la mitad de su capacidad de 1,6 millones de bpd.

La cifra mensual fue el nivel más bajo de refinación de petróleo de Pemex desde junio pasado, según cifras publicadas el lunes.

Pemex no respondió a una solicitud de comentarios sobre los datos.

Lo más preocupante, según los analistas, es la creciente producción de combustóleo altamente contaminante, que ha visto reducido drásticamente el mercado global de Pemex en los últimos años debido a preocupaciones medioambientales, pero que sin embargo se quema para generar electricidad en las principales centrales eléctricas locales.

Con casi 274.000 bpd, los volúmenes de fuel-oil eclipsaron la producción de gasolina y gasóleo, que durante el mes alcanzaron unos 262.000 bpd y 126.000 bpd, respectivamente.

López Obrador, un nacionalista izquierdista de los recursos, ha dicho que quiere que Pemex procese al menos 1 millón de bpd de crudo, al tiempo que recorta las importaciones de combustible procedentes en su mayoría de refinerías con sede en Estados Unidos.

Cuando se postuló a la presidencia en 2018, prometió acabar por completo con las importaciones para 2024, un objetivo que los analistas consideran imposible de alcanzar en su último año de mandato.

La compañía ha culpado a la administración anterior de no haber modernizado las envejecidas refinerías locales del país. La mitad de ellas son incapaces de procesar eficazmente la producción de crudo cada vez más pesado de México porque carecen de unidades de coquización que puedan exprimir más gasolina y gasóleo de mayor valor del crudo pesado.

El gobierno ha cifrado sus esperanzas de recuperación en una séptima refinería nacional, la de Olmeca, que cuando esté terminada será la mayor de Pemex. Situada frente al puerto de Dos Bocas, en la costa del Golfo, Olmeca tiene un sobrecoste de miles de millones de dólares y aún no ha producido su primera gasolina.

López Obrador también impulsó la capacidad de refinación de Pemex al adquirir en su totalidad la refinería Deer Park, con sede en Houston, en 2021, pero los funcionarios han reconocido que la mayoría de sus productos refinados son adquiridos por compradores estadounidenses en lugar de ayudar a satisfacer la demanda de los automovilistas mexicanos. (Reportaje de Ana Isabel Martínez; Redacción de Valentine Hilaire; Edición de David Alire García y Jamie Freed)