- Pashinyan, de 48 años, es un antiguo periodista que se convirtió en primer ministro después de que una oleada de protestas callejeras, a veces denominada la Revolución de Terciopelo de Armenia, derrocara a su predecesor en 2018. Al tomar el poder, prometió renovar la economía y luchar contra la corrupción, ganándose un fuerte apoyo popular.

- Pashinyan se vio sometido a una fuerte presión interna en 2020 tras acordar un alto el fuego con mediación rusa que puso fin a una guerra de 44 días entre las fuerzas de etnia armenia y azerbaiyana por Nagorno-Karabaj. Azerbaiyán obtuvo una amplia victoria, reconquistando un tercio del territorio escindido, así como siete distritos circundantes. Pashinyan se enfrentó a peticiones de dimisión, mientras multitudes airadas protestaban en la capital, Ereván.

- Pashinyan ha mantenido sucesivas rondas de conversaciones con el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, en busca de un acuerdo de paz entre ambos países. A principios de este año dio un giro importante al reconocer que Nagorno Karabaj formaba parte de Azerbaiyán, renunciando así a cualquier reclamación sobre ella por parte de Ereván. Pero Azerbaiyán rechazó su exigencia de que aceptara proteger los derechos y la seguridad de los armenios de Karabaj.

- Las relaciones de Pashinyan con su principal aliado, Rusia, han empeorado bruscamente en los últimos meses. Afirmó que Moscú no había cumplido con su deber de mantener la paz en Nagorno-Karabaj y adoptó una serie de medidas que enfurecieron a Rusia. Entre ellas, los pasos dados por Armenia para adherirse al Tribunal Penal Internacional -que ha acusado al presidente Vladimir Putin de crímenes de guerra en Ucrania- y la organización este mes de un ejercicio de mantenimiento de la paz con soldados estadounidenses.

- Pashinyan dijo en un discurso a la nación el martes que la nueva ofensiva de Azerbaiyán en Karabaj era el comienzo de "una operación específica de limpieza étnica" y que Armenia resistiría lo que calificó de intentos de arrastrarla a una escalada militar.

- Es probable que Pashinyan vuelva a sufrir una fuerte presión interna si Azerbaiyán retoma el control de Nagorno-Karabaj. En su discurso del martes, afirmó que "ya se oyen llamamientos a favor de un golpe de Estado", pero no presentó ninguna prueba de un intento de destituirle.