Gorbachov se convirtió en un héroe en Occidente por permitir que Europa oriental se sacudiera más de cuatro décadas de control comunista soviético, por dejar que Alemania oriental y occidental se reunieran y por forjar tratados de control de armas con Estados Unidos.

Pero cuando las 15 repúblicas soviéticas aprovecharon las mismas libertades para exigir su independencia, Gorbachov se vio impotente para evitar el colapso de la Unión en 1991, seis años después de haberse convertido en su líder.

Por ello, y por el caos económico que desató su programa de liberalización de la "perestroika", muchos rusos no pudieron perdonarle.

A Gorbachov, que murió el martes a los 91 años, se le ha concedido una despedida pública: los moscovitas podrán ver su féretro en el imponente Salón de las Columnas, a la vista del Kremlin, donde se ha velado a anteriores líderes soviéticos.

Pero no sorprendió que el presidente ruso Vladimir Putin, un antiguo oficial de inteligencia del KGB que calificó el colapso de la Unión Soviética de "catástrofe geopolítica", negara a Gorbachov los honores de Estado completos y dijera que estaba demasiado ocupado para asistir al funeral.

GORBACHOV "APLASTADO" POR LOS ACONTECIMIENTOS DE UCRANIA

Los numerosos jefes de Estado y de gobierno occidentales que seguramente habrían acudido también estarán ausentes, alejados por el abismo en las relaciones este-oeste que ha abierto la invasión de Ucrania por parte de Putin en febrero.

En su lugar, un número indeterminado de rusos de a pie pasarán a partir de las 10 de la mañana (0700 GMT) ante el féretro abierto del premio Nobel de la Paz, cuya guardia de honor constituirá un "elemento" de una ocasión de Estado, según el Kremlin.

Todo estará muy lejos del día de luto nacional y del funeral de Estado en la catedral principal de Moscú que se concedió en 2007 al ex presidente ruso Boris Yeltsin, que fue decisivo para dejar de lado a Gorbachov cuando la Unión Soviética se desmoronó y que posteriormente eligió a dedo a Putin como su propio sucesor.

Sin embargo, después de la ceremonia, Gorbachov será enterrado, al igual que Yeltsin, en el cementerio moscovita de Novodevichy, junto a su adorada esposa Raisa, que le precedió por unos dolorosos 23 años.

Al entrar en el Kremlin en 2000, Putin no perdió tiempo en hacer retroceder la pluralidad política que se había desarrollado a partir de la política de "glasnost", o apertura, de Gorbachov, y comenzó a reconstruir lentamente la influencia de Moscú sobre muchas de sus repúblicas perdidas.

La invasión de Ucrania en febrero fue posiblemente el último clavo en el ataúd del legado de Gorbachov, que, según su intérprete y ayudante de muchos años, le dejó "conmocionado y desconcertado" en los últimos meses de su vida.

"No se trata sólo de la operación que comenzó el 24 de febrero, sino de toda la evolución de las relaciones entre Rusia y Ucrania en los últimos años, que fue realmente un gran golpe para él. Realmente le aplastó, emocional y psicológicamente", dijo Pavel Palazhchenko a Reuters en una entrevista.