En una medida que, según Moscú, es una respuesta a las sanciones occidentales y a la presión ejercida sobre sus medios de comunicación estatales en el extranjero, se prohibió personalmente la entrada a 29 periodistas y miembros de organizaciones de medios de comunicación británicos como la BBC, la cadena de televisión Sky News y los periódicos The Guardian y The Times.

También se prohibió la entrada en Rusia a más de una docena de personalidades británicas que, según Moscú, estaban vinculadas a la industria de la defensa.