En marzo, Polonia expulsó a 45 diplomáticos rusos por acusaciones de trabajar para la inteligencia rusa y bloqueó las cuentas bancarias de la embajada. Moscú, que rechazó las acusaciones como infundadas, tomó represalias de la misma manera.

"Tenemos algunas reservas de efectivo, pero no son ilimitadas y, a menos que la situación cambie, después de algún tiempo puede ocurrir que no estemos en condiciones de pagar nuestras facturas", dijo a Reuters Sergiy Andreev, de 63 años.

"Y debe quedar claro que en cuanto nuestra embajada deje de funcionar aquí, lo mismo ocurrirá con la embajada polaca en Moscú", añadió.

Las relaciones entre Rusia y los países centroeuropeos que en su día formaron parte de su esfera de influencia son tensas desde hace tiempo, pero la invasión de Ucrania ha alimentado el miedo y la sospecha sobre las intenciones de Moscú.

Andreev no especificó cuán pronto podría quedarse sin dinero la embajada, pero añadió que alrededor de tres cuartas partes de los funcionarios rusos que tenían pasaporte diplomático fueron expulsados de Polonia.

Un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Polonia dijo que se pidió a 45 diplomáticos polacos que abandonaran Moscú como represalia y que se congelaron las cuentas bancarias de la embajada polaca.

Andreev dijo que la postura de Polonia hacia Rusia desde que comenzó la crisis de Ucrania el 24 de febrero era especialmente hostil, en comparación con otros socios internacionales.

"Están proyectando esta imagen de país más antipático hacia Rusia, en la OTAN, en la UE, en Europa", dijo.

La decisión de Polonia de expulsar a los diplomáticos rusos siguió a decisiones similares en los Estados bálticos y en Bulgaria.