Aviones de guerra que volaban a gran altura, y que según los centros de seguimiento eran jets Sukhoi rusos, lanzaron bombas sobre un mercado de verduras en Jisr al-Shughour mientras estaba abarrotado de compradores antes de la fiesta musulmana del Eid, dejando al menos nueve muertos y 30 heridos, dijo el grupo de respuesta a emergencias Cascos Blancos, respaldado por Occidente.

Testigos y rescatistas dijeron que los jets también alcanzaron aldeas en la región montañosa de Jabal al Zawya y las afueras occidentales de la ciudad de Idlib, que caen dentro de una zona de amortiguamiento tallada por Rusia y Turquía que puso fin a los principales combates hace casi cinco años.

No hubo comentarios inmediatos de Rusia ni de sus aliados del ejército sirio, cuya artillería bombardeó zonas rebeldes en el campo al oeste de Alepo.

Durante anteriores estallidos de combates, Damasco y Rusia han dicho que sólo atacan a grupos insurgentes y niegan ataques indiscriminados contra civiles.

Más de 4 millones de personas viven en el noroeste, densamente poblado y en manos de la oposición, a lo largo de la frontera turca. La mayoría fueron conducidos allí por las sucesivas campañas dirigidas por Rusia que recuperaron el territorio arrebatado por los rebeldes.

En las últimas rondas de conversaciones con Ankara, mediadas por Rusia, Damasco ha exigido que Turquía retire una formidable presencia militar en el último reducto de la rebelión siria.

Las tropas turcas asentadas en la región han impedido a Rusia y Damasco un asalto final para recuperar el control del enclave.

Las tensiones han aumentado en los últimos días con el envío de refuerzos por parte de Damasco a lo largo de las líneas del frente para hacer frente al grupo yihadista Hayat Tahrir al Sham, el principal grupo de la oposición en la región, al que culpa de organizar nuevos ataques contra puestos avanzados del ejército.

Damasco dice que estuvieron detrás de un ataque con drones el viernes que tuvo como objetivo la ciudad de Qardaha, cerca de la base aérea rusa de Hmeimim en la provincia costera de Latakia.

Moscú se ha impacientado con Turquía, uno de los principales apoyos de los rebeldes, por considerar que no está haciendo lo suficiente para desalojar a los yihadistas de la zona tampón, según fuentes diplomáticas.