Nunca se repetirá lo suficiente. Los bancos centrales son como los trenes: uno siempre puede ocultar a otro, si no a varios. La semana pasada, los inversores tuvieron mucho donde elegir. Vieron ir y venir a los bancos centrales británico, suizo, noruego y turco. Por no hablar de un regalo especial preparado por el chef con estrellas Michelin Jerome Powell. La gran sorpresa llegó del otro lado del Canal de la Mancha. Aunque la inflación subyacente del IPC subió al 7,1% anualizado desde el 6,8% estimado, el Banco de Inglaterra endureció su política monetaria 50 puntos básicos más, hasta el 5%, mientras que el consenso preveía un aumento de sólo 25 puntos básicos. Hay que remontarse 15 años atrás para encontrar tipos de interés a estos niveles.

(Fuente: Bloomberg)
Sin embargo, no tiene sentido alegrarse demasiado rápido de la desgracia ajena (causada en parte por el Brexit...) porque en Europa continental y Estados Unidos, la lucha contra la inflación no está más ganada que en el Reino Unido. Según la herramienta Fedwatch de la CME, las probabilidades de un nuevo endurecimiento monetario de 25 puntos básicos en julio superan ya el 75%. Tanto es así que los rendimientos de los bonos son ahora equivalentes a los de la bolsa (basados en el CAPE Yield o Cyclical-Adjusted Price Earning Yield). En otras palabras, la renta variable estadounidense ya no remunera el riesgo asociado a su clase de activos, otra forma de ilustrar el dicho "más vale pájaro en mano que ciento volando".

(Fuente: Bloomberg)