El gobierno dijo anteriormente que volvía a imponer un toque de queda nocturno, prohibiendo todas las reuniones durante dos semanas y disuadiendo a la gente de viajar al extranjero para detener la rápida propagación de los casos de COVID-19.

Ennahda y otros partidos acusan al gobierno de utilizar las normas para frenar las protestas contra Saied, que en julio destituyó al primer ministro, suspendió el parlamento y asumió amplios poderes en unas medidas que califican de golpe de estado.

Habían planeado una gran protesta el viernes contra Saied en el centro de Túnez, pero cualquier manifestación pública infringiría las nuevas normas.

"En principio, Ennahda seguirá adelante con la protesta del viernes", dijo el funcionario, Mohamed Goumani.

El islamista moderado Ennahda era el partido más grande en el parlamento suspendido, con cerca de un cuarto de los escaños, y había desempeñado un papel en los sucesivos gobiernos de coalición desde la revolución de 2011 que introdujo la democracia.

Saied, que insiste en que sus acciones eran necesarias para salvar al Estado y niega albergar ambiciones dictatoriales, ha comenzado a reescribir la constitución del país y dice que la someterá a referéndum este verano antes de que se elija un nuevo parlamento.

"La decisión (de prohibir las concentraciones) es política, no científica, sobre todo teniendo en cuenta que cientos de miles de estudiantes irán a la escuela", añadió Goumani.

La percibida mala respuesta del gobierno anterior a la pandemia, incluida una chapuza en la aplicación de la vacuna, aumentó la presión política antes de la intervención de Saied en julio.

Los líderes de otros dos partidos que se sumaron a la convocatoria de protestas del viernes también acusaron al gobierno de restablecer las restricciones sanitarias por motivos políticos.

"Estaremos en la calle de la Revolución para protestar cueste lo que cueste", dijo a los periodistas Ghazi Chaouachi, jefe de Attayar, que contaba con 22 de los 217 escaños del parlamento suspendido, utilizando un apodo para describir la avenida Habib Bourguiba de la capital.

Las medidas pretendían "evitar una ola de ira popular a la que sólo pueden hacer frente alegando condiciones de salud", dijo el líder del partido más pequeño Joumhouri, Issam Chebbi.