El informe del Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, al Consejo de Seguridad de la ONU pinta un cuadro de empeoramiento de las condiciones de vida de los 39 millones de habitantes de Afganistán, a pesar del fin de los combates con la toma del poder por los talibanes en agosto.

"Todo un complejo sistema social y económico se está cerrando", dijo Guterres.

El informe es la última de una serie de advertencias que el jefe de la ONU ha emitido en los últimos meses sobre la crisis humanitaria y económica que se aceleró tras la toma de Kabul por los talibanes, cuando las últimas tropas extranjeras lideradas por Estados Unidos se marcharon y los donantes internacionales recortaron la ayuda financiera crítica.

Guterres recomendó al Consejo que aprobara una reestructuración de la misión de la ONU para hacer frente a la situación, incluyendo la creación de una nueva unidad de vigilancia de los derechos humanos.

La misión de la ONU "sigue recibiendo denuncias creíbles de asesinatos, desapariciones forzadas y otras violaciones" contra antiguos funcionarios, miembros de las fuerzas de seguridad y personas que trabajaron para el contingente militar internacional liderado por Estados Unidos, a pesar de la amnistía general anunciada por los talibanes, según el informe.

La misión ha determinado como informes creíbles que más de 100 de esas personas han sido asesinadas -más de dos tercios de ellas presuntamente por los talibanes o sus afiliados- desde el 15 de agosto, dijo.

También hay denuncias creíbles de ejecuciones extrajudiciales de al menos 50 personas sospechosas de pertenecer a la rama local del grupo militante Estado Islámico, según el informe.

"Los defensores de los derechos humanos y los trabajadores de los medios de comunicación siguen siendo objeto de ataques, intimidación, acoso, detenciones arbitrarias, malos tratos y asesinatos", afirmó.