Los migrantes que hicieron el viaje que marca el inicio de la peligrosa travesía hacia el norte desde Sudamérica hasta Estados Unidos el año pasado procedían en su mayoría de Venezuela, Ecuador, Haití y China, según las cifras de la agencia de migración panameña.

Alrededor de una cuarta parte de los migrantes eran menores de edad, dijo Samira Gozaine, que dirige la agencia.

"Este es un problema de seguridad nacional", dijo a los periodistas en un acto gubernamental. "Desgraciadamente, no tenemos una solución rápida para resolverlo".

Desde que el presidente panameño, Laurentino Cortizo, asumió el cargo en 2019, el número de migrantes que transitan por el Darién se ha disparado, lo que ha llevado a las autoridades a solicitar ayuda internacional.

La situación se ha visto impulsada, en parte, por un fuerte aumento de venezolanos que huyen del prolongado colapso económico y social de la otrora próspera nación petrolera. En los últimos años, más de siete millones de venezolanos han huido de su país, según cifras de la ONU.

Quienes cruzan el Darién se arriesgan a sufrir violencia, abusos sexuales, tráfico de personas y enfermedades. En septiembre, Reuters informó de que los emigrantes africanos que se dirigen a Estados Unidos vuelan a Nicaragua para eludir los peligros del paso del Darién.

El número de emigrantes procedentes de China que realizan la arriesgada travesía se ha disparado, en parte porque los cierres de COVID en ese país frenaron la economía y porque a los ciudadanos chinos les resulta más difícil obtener visados para Estados Unidos.