El máximo tribunal federal alemán había dictaminado que los fabricantes de automóviles deben pagar indemnizaciones por los vehículos diésel equipados con dispositivos ilegales de control de emisiones, en un caso que podría costar millones de euros a Volkswagen, Mercedes-Benz y otros fabricantes.

Los dispositivos de desactivación son mecanismos o programas informáticos que pueden modificar los niveles de emisiones de los vehículos, lo que ha dado lugar a numerosas disputas judiciales sobre si los fabricantes los utilizan indebidamente para enmascarar los verdaderos niveles de contaminación de sus vehículos.