La influyente Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) celebra su reunión anual del 4 al 6 de junio con muchas de sus 300 compañías aéreas disfrutando de tarifas más altas tras la pandemia, atemperadas únicamente por la escasez de aviones y las vacilantes cadenas de suministro.

Después de que las aerolíneas mundiales se asomaran al abismo con unas pérdidas acumuladas de 190.000 millones de dólares y un aumento de las deudas durante la pandemia, su cumbre de Estambul marca un punto de inflexión para este sector de 800.000 millones de dólares, que volverá a obtener beneficios este año.

"Sigue habiendo una gran confianza en la demanda de aviación, y es... una tendencia en todo el mundo", dijo a los inversores el director ejecutivo de Qantas, Alan Joyce, un veterano gestor de crisis que asistirá a su última reunión de la IATA antes de jubilarse en noviembre.

Las tensiones mundiales, incluida la guerra en Ucrania y la incertidumbre económica, han hecho poco hasta ahora para frenar la fiebre de billetes en muchos mercados, lo que ha llevado a los expertos a declarar que la recuperación es más permanente que el "viaje de la venganza" del año pasado, posterior al cierre.

"La demanda para viajar está por las nubes. Está en niveles récord, ya que la gente no sólo se pone al día tras tres años sin viajar, sino que sitúa los viajes y las experiencias en lo más alto de su lista de deseos", afirmó el experto en viajes Paul Charles, fundador de The PC Agency.

"Los precios también seguirán por las nubes", añadió Charles.

La reunión de la IATA del año pasado congregó a un sector que aún se tambalea tras su peor crisis, ya que fue trasladada a Qatar desde Shanghái en un momento en que las fronteras chinas permanecían cerradas.

Con este telón de fondo en constante mejora, la IATA tiene previsto actualizar las previsiones del sector, ampliamente vigiladas, en el evento de este año, cuyo anfitrión será la aerolínea turca Pegasus Airlines.

Es una de las primeras veces que una aerolínea de bajo coste lidera la reunión, cuya formalidad y filas de delegaciones al estilo de la ONU reflejan las raíces de la IATA como organismo internacional de transportistas estatales.

Las compañías aéreas de bajo coste se consideran unas de las grandes beneficiadas de la pandemia del COVID-19 debido a su mayor flexibilidad.

RIESGOS

En la actualidad, la IATA considera que el conjunto del sector volverá a obtener unos beneficios de 4.700 millones de dólares en 2023, frente a las pérdidas de 6.900 millones del año pasado.

Los viajes nacionales han recuperado los niveles previos a la pandemia y el tráfico global de pasajeros creció un 46% en abril, según informó el grupo el jueves.

A pesar de las fuertes reservas de verano, muchos analistas afirman que persisten los riesgos. Y el transporte aéreo sigue en el punto de mira de los ecologistas y de algunos políticos, especialmente en Europa.

El director de la mayor empresa de arrendamiento de aviones del mundo, el consejero delegado de AerCap, Aengus Kelly, declaró a Reuters en vísperas de la reunión que las limitaciones de la oferta podrían durar "muchos años".

Mientras tanto, el petróleo se mantiene un 20% por encima de los niveles anteriores a la crisis y muchos se preguntan cuánto tiempo podrán ignorar los consumidores el aumento de los costes de los préstamos.

A más largo plazo, las aerolíneas se enfrentan a la presión de exponer en la cumbre cómo pretenden alcanzar el objetivo de emisiones netas cero en 2050.

El consejero delegado de Qatar Airways, Akbar Al Baker, puso en duda la semana pasada que se pueda alcanzar el objetivo, citando la producción inadecuada de combustible de aviación sostenible (SAF) alternativo. No obstante, subrayó que los aviones de nueva generación eran más limpios que los que sustituían.

Tampoco hay mucho consenso sobre quién debe pagar para aumentar la producción de SAF, mientras que los ecologistas afirman que los planes son defectuosos.

Las aerolíneas reunidas en Estambul también debatirán por primera vez las emisiones distintas al CO2, como las estelas de condensación de los aviones.

El grupo ecologista T&E, con sede en Bruselas, afirmó que las aerolíneas han retrasado la adopción de medidas sobre las estelas de condensación que, según los científicos, pueden crear un efecto nocivo de calentamiento. Las aerolíneas afirman que evitar las estelas de condensación podría acabar quemando más combustible y liberando más CO2.

En otro tema candente, las compañías aéreas debatirán cómo evitar que se repitan las perturbaciones generalizadas de los viajes del año pasado, al tiempo que harán campaña a favor de unas normas armonizadas sobre las indemnizaciones a los pasajeros.