Google, de Alphabet Inc, dijo el martes que Bard, su inteligencia artificial generativa, tendrá la capacidad de verificar sus respuestas y analizar los datos personales de Google de los usuarios, mientras el gigante tecnológico lucha por alcanzar a ChatGPT en popularidad. El lanzamiento el año pasado de ChatGPT, un chatbot de OpenAI respaldado por Microsoft, desencadenó una carrera en la industria tecnológica para dar a los consumidores acceso a la tecnología de IA generativa. En aquel momento, ChatGPT fue la aplicación de consumo de más rápido crecimiento de la historia y ahora es uno de los 30 sitios web más visitados del mundo. Bard no ha despegado de la misma manera. En agosto, recibió 183 millones de visitas, el 13% de lo que recibió ChatGPT, según la empresa de análisis de sitios web Similarweb. Mientras intenta ganar terreno en el espacio de la IA, que evoluciona a gran velocidad, Google está desplegando las Extensiones Bard, que permiten a los usuarios importar sus datos de otros productos de Google. Por ejemplo, los usuarios podrán pedir a Bard que busque sus archivos en Google Drive o que les proporcione un resumen de la bandeja de entrada de Gmail del usuario. Por ahora, los usuarios de Bard sólo podrán extraer información de las aplicaciones de Google, pero Google está trabajando con empresas externas para conectar sus aplicaciones a Bard en el futuro, dijo el director senior de producto de Google, Jack Krawczyk.

Otra nueva función de Bard pretende aliviar un problema persistente para la IA generativa: las respuestas imprecisas conocidas como alucinaciones. Los usuarios de Bard podrán ver qué partes de las respuestas de Bard difieren y coinciden con los resultados de búsqueda de Google. Estamos presentando (a Bard) de forma que admita cuando no está seguro, dijo Krawczyk, explicando que la intención es fomentar la confianza de los usuarios en la IA generativa haciendo que Bard rinda cuentas.

Una tercera característica nueva permite a los usuarios invitar a otras personas a las conversaciones de Bard. (Reportaje de Anna Tong en San Francisco; Edición de Lisa Shumaker)