Arabia Saudí Aramco comunicó el martes que se le había pedido que recortara su capacidad máxima de producción de petróleo sostenible prevista a 12 millones de barriles diarios (bpd), tras haberla elevado a 13 millones de bpd hace casi cuatro años.

La medida no refleja en modo alguno un cambio de opinión sobre los futuros escenarios de la demanda de petróleo, dijo a Reuters una fuente con conocimiento directo del asunto.

El cambio tampoco se debió a cuestiones técnicas, sino a una directiva del gobierno, añadió la fuente.

"Si el gobierno decide ir en otra dirección, la empresa está preparada", dijo la fuente.

Los futuros del crudo Brent registraron pocos cambios, subiendo alrededor de un 0,2% a 82,52 dólares por barril a las 0732 GMT.

Aunque la fuente con conocimiento del asunto rechazó la idea de cualquier cambio en las perspectivas de la demanda, RBC dijo que probablemente habría mucha especulación en el mercado sobre las posibles implicaciones en la demanda mundial de petróleo a medio y largo plazo como resultado de la decisión.

ÁREAS DE CRECIMIENTO

El cambio de rumbo impulsará las áreas de crecimiento de Aramco, como el gas y las nuevas energías, dijo la fuente con conocimiento del asunto. Aramco hizo su primera incursión de fusiones y adquisiciones en el gas natural licuado el año pasado, comprando una participación minoritaria en MidOcean Energy por 500 millones de dólares.

Se espera que Aramco proporcione una actualización de sus planes de gasto de capital cuando anuncie sus resultados del año completo 2023 en marzo.

RBC Capital Markets dijo en una nota el martes que esperaba que los planes que ya han recibido decisiones finales de inversión -como los proyectos Zuluf de 600.000 bpd, Marjan de 300.000 bpd y Berri de 250.000 bpd- avancen según lo previsto.

Pero los no aprobados, como el proyecto Safaniya de 700.000 bpd, "es probable que se aplacen", dijo RBC.

"Habíamos asumido (un presupuesto aproximado) de 12.000 millones de dólares para el proyecto Safaniya, de los cuales 3.000 millones debían gastarse en 2024", decía la nota.

"En conjunto, prevemos que el presupuesto de capex podría reducirse en (unos) 5.000 millones de dólares anuales en los próximos años en relación con la orientación anterior".

Aramco había dicho que esperaba un capex de entre 45.000 y 55.000 millones de dólares en 2023, el más alto de su historia, e indicó que lo aumentaría en los próximos años.

"Puede que sea para ahorrar dinero. Pero lo más probable es que implique que no ve la necesidad de este petróleo adicional en el mercado mundial", afirmó Bjarne Schieldrop, analista de SEB.

SUBIDA EN 2020

El Ministerio de Energía pidió a Aramco en marzo de 2020 que aumentara su capacidad máxima de producción a 13 millones de bpd en medio de un pulso con Rusia por la cuota de mercado. El martes, el ministerio pidió a Aramco que volviera a su objetivo anterior de 12 millones de bpd.

Tras inundar los mercados con petróleo barato, Riad y Moscú reanudaron en mayo de 2020 la cooperación sobre los niveles de producción a través de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados liderados por Rusia, conocidos colectivamente como OPEP+. Este grupo sigue coordinando la producción.

La capacidad excedentaria funciona como reserva mundial de petróleo de emergencia, pero sólo un puñado de productores -principalmente el líder de facto de la OPEP, Arabia Saudí, y los Emiratos Árabes Unidos- disponen de una capacidad excedentaria significativa.

Eso les da margen para ajustar la producción en función de las necesidades del mercado.

"Aramco dispone actualmente de una capacidad excedentaria de 3 mbpd, que se verá respaldada en un futuro próximo por un programa muy importante de desplazamiento de líquidos que pondrá a disposición de la producción otro millón de bpd de petróleo y productos refinados", declaró la fuente conocedora del asunto.

Riad y Abu Dhabi han pedido repetidamente más inversiones en petróleo y gas y sostienen que los combustibles fósiles formarán parte de la combinación energética durante las próximas décadas.

Sin embargo, los principales consumidores, incluidos Estados Unidos y la Unión Europea, han adoptado políticas destinadas a abandonar los combustibles fósiles en favor de energías más limpias, lo que ha desalentado este tipo de inversiones.