Mientras los fabricantes de chips de todo el mundo invierten miles de millones de dólares en la creación de nuevas plantas para hacer frente a la creciente demanda, ASML, su mayor proveedor, ha afirmado que necesitará duplicar aproximadamente el tamaño de sus operaciones en la próxima década, pero se enfrenta a desafíos para hacerlo en su país.

"Hay una brecha considerable entre las preocupaciones de la industria, y lo que creemos que es necesario, y lo que piensan los políticos", dijo a la prensa el director general de ASML, Peter Wennink, tras la reunión del miércoles en el despacho de Rutte.

Si ASML no puede crecer en los Países Bajos "puede hacerlo en otro lugar", afirmó.

ASML cuenta con 42.000 empleados en todo el mundo, la mitad de ellos en los alrededores de su sede en Veldhoven (Países Bajos), donde se diseñan y ensamblan sus máquinas.

Atraer a los escasos talentos extranjeros en ingeniería a los Países Bajos es un problema importante. Otros son la dificultad para obtener permisos de construcción, las limitaciones de la red eléctrica holandesa, los cuellos de botella en el transporte y la garantía de que existen planes en materia de hospitales, escuelas y viviendas para acomodar el crecimiento.

El miércoles se supo que el Gabinete de Rutte ha lanzado una campaña bautizada como "Operación Beethoven" para intentar abordar las preocupaciones de la empresa, que ha visto cómo las multinacionales Shell y Unilever abandonaban los Países Bajos en los últimos años.

Sin embargo, las dificultades en torno al personal no pueden resolverse totalmente mediante conversaciones con el gobierno de Rutte, que se encuentra en funciones de interino tras las elecciones de 2023, en las que los partidos antiinmigración obtuvieron importantes ganancias.

Mientras el legislador populista Geert Wilders negocia un nuevo gobierno de derechas, el parlamento ha aprobado mociones para limitar el número de estudiantes extranjeros permitidos en las universidades holandesas y eliminar una exención fiscal para los trabajadores inmigrantes cualificados.

Acabar con esa exención fiscal en particular ha suscitado las críticas de ASML, grupos industriales, expertos en dotación de personal y muchos empresarios tecnológicos holandeses, entre ellos el fabricante de chips NXP. Más del 40% de los empleados de ASML en los Países Bajos no son holandeses.

Tras la reunión del miércoles, el ministro de Economía, Micky Adriaansens, dijo a los periodistas que el Gabinete provisional está intentando ahora "buscar alternativas que hagan menos daño".

No está claro si podría restablecerse una exención fiscal para los extranjeros, muy impopular entre los votantes holandeses.