El gobierno holandés ha lanzado una campaña para garantizar que la mayor empresa del país, el fabricante de equipos de semiconductores ASML, no traslade sus operaciones a otro país debido a las políticas antiinmigración, informó el miércoles el periódico De Telegraaf.

El periódico dijo que los ministerios implicados habían bautizado el esfuerzo como "Operación Beethoven", citando fuentes anónimas. Una portavoz del Ministerio de Asuntos Económicos dijo que no podía hablar de políticas hacia empresas concretas.

El informe sigue a los comentarios realizados por el director ejecutivo de ASML, Peter Wennink, en enero, cuando advirtió de que su empresa depende en gran medida de la mano de obra extranjera cualificada, después de que los partidos contrarios a la inmigración obtuvieran grandes ganancias en las elecciones de 2023.

ASML declinó hacer comentarios el miércoles.

Las multinacionales Shell y Unilever abandonaron los Países Bajos en los últimos años tras un cambio desfavorable en la legislación fiscal holandesa.

El gobierno actual está poniendo en marcha una medida para poner fin a una exención fiscal para los inmigrantes altamente cualificados, mientras que se están estudiando medidas para dificultar que los extranjeros estudien en las universidades holandesas.

"Las consecuencias de limitar la migración laboral son grandes, necesitamos a esas personas para innovar", dijo Wennink en enero. "Si no podemos conseguir a esas personas aquí, nos iremos a algún sitio donde podamos crecer".

Alrededor del 40% de los 23.000 empleados de ASML en los Países Bajos no son holandeses. La mayor empresa tecnológica de Europa se abastece de piezas en todo el mundo, pero actualmente ensambla sus máquinas en Veldhoven (Países Bajos) antes de enviarlas a los principales fabricantes de chips informáticos.

Aunque sería difícil para la empresa trasladar su sede, De Telegraaf mencionó Francia como posible destino para una expansión de la empresa.

Los fabricantes de chips de todo el mundo están invirtiendo miles de millones de dólares en la instalación de nuevas plantas, alentados por el creciente uso de semiconductores en los dispositivos cotidianos y las generosas subvenciones de Estados Unidos y la UE destinadas a mantener a Occidente por delante de China en la carrera por la tecnología punta.