(Nuevo: Acuerdo de emplazamiento, analista adicional)

LUDWIGSHAFEN (dpa-AFX) - La mayor empresa química del mundo , BASF, reacciona a la crisis energética suprimiendo 2.600 puestos de trabajo en todo el mundo. Alrededor de dos tercios de ellos se producirán en Alemania, según anunció el viernes en Ludwigshafen el grupo, que cotiza en el índice DAX. Además, otros 700 puestos de trabajo en la producción de la planta principal se verán afectados por los recortes. A la mayoría de los empleados se les ofrecerá trabajo en otras plantas, dijo. Según un acuerdo del emplazamiento, los despidos obligatorios están excluidos en Ludwigshafen hasta finales de 2025. Sin embargo, BASF espera que 1.000 empleados abandonen la empresa anualmente en los próximos 10 años debido a la edad, dijo una portavoz. BASF prevé una caída significativa de sus beneficios este año. Las acciones cayeron con fuerza en las operaciones matinales, la última vez más de un 5%.

"La competitividad de la región europea se resiente cada vez más del exceso de regulación", declaró el jefe de la empresa, Martin Brudermüller, según el comunicado. También se resiente cada vez más de los lentos y burocráticos procedimientos de homologación y, sobre todo, de los elevados costes de la mayoría de los factores de producción. Todo ello ha ralentizado ya durante muchos años el crecimiento del mercado en Europa en comparación con otras regiones. Además, los elevados precios de la energía pesan ahora sobre la rentabilidad y la competitividad en Europa.

El año pasado, BASF tuvo que gastar 3.200 millones de euros más en costes energéticos que el año anterior, según anunció la empresa. Sólo por el gas natural, la empresa tuvo que pagar 2.200 millones de euros más. De los costes adicionales del gas natural, sólo los de Ludwigshafen supusieron 1.400 millones de euros, a pesar de que el consumo de gas se redujo en un 35%.

La empresa química había anunciado un programa de austeridad en 2022 debido a la explosión de los costes energéticos en Europa y a la ralentización de la economía. La empresa quiere ahorrar 500 millones de euros al año fuera de la producción a partir de 2024, la mitad de los cuales deben realizarse en la planta principal de Ludwigshafen. Allí, el grupo emplea a unos 39.000 de sus más de 111.000 empleados en todo el mundo. El ahorro de costes se centrará en las áreas de servicios, corporativa y de investigación, así como en la sede central del grupo. A cambio, el programa de ahorro costará unos 400 millones de euros.

Como mayor consumidor de gas industrial de Alemania, BASF lucha contra los elevados costes de la energía y las materias primas. Las incertidumbres debidas a la guerra en Ucrania, los elevados costes de las materias primas y de la energía en Europa, la subida de los precios y de los tipos de interés continuarán en 2023, se dijo ahora. Todo ello pesará sobre la demanda mundial, se afirmó.

"La competitividad de la región europea se resiente cada vez más del exceso de regulación", afirmó el director general Martin Brudermüller. Además, existen procedimientos de aprobación lentos y burocráticos y, sobre todo, costes elevados para la mayoría de los factores de producción. Todo ello ha ralentizado ya durante muchos años el crecimiento del mercado en Europa en comparación con otras regiones. Además, los elevados precios de la energía pesan ahora sobre la rentabilidad y la competitividad en Europa.

Según los informes, el año pasado BASF gastó 3.200 millones de euros más en costes energéticos que el año anterior. La empresa tuvo que pagar 2.200 millones de euros más sólo por el gas natural. De los costes adicionales del gas natural, 1.400 millones de euros correspondieron a Ludwigshafen, a pesar de que el consumo de gas se redujo en un 35%.

Se espera que las medidas adoptadas en Ludwigshafen supongan una reducción de los costes fijos de más de 200 millones de euros anuales a partir de finales de 2026. Además del programa de reducción de costes, BASF también está tomando medidas estructurales. El objetivo es equipar mejor la planta principal para la competencia cada vez más feroz. Entre otras cosas, se van a cerrar una de las dos plantas de amoniaco y una planta para el precursor del plástico TDI, así como plantas para precursores. Esto convertiría a la empresa Covestro, con sede en Leverkusen (Dax), en el último gran productor de TDI de Europa, señaló la analista Georgina Fraser, del banco de inversión Goldman Sachs.

Para el año en curso, BASF prevé unas ventas de entre 84.000 y 87.000 millones de euros, frente a los 87.000 millones del año pasado. En cuanto al beneficio operativo (EBIT ajustado), la empresa espera entre 4.800 y 5.400 millones de euros, lo que supondría un descenso de hasta el 30% respecto al año anterior. BASF prevé un primer semestre flojo. La situación de los beneficios debería mejorar en la segunda mitad del año con efectos de recuperación, especialmente en China.

El objetivo de beneficio operativo (Ebit) del grupo químico para 2023 sobre una base ajustada está en línea con las expectativas del mercado, lo que debería ser acogido con alivio, escribió el analista Chetan Udeshi del banco estadounidense JPMorgan. Sin embargo, a la vista de ello y de la favorable valoración y el sólido balance de BASF, el final del programa de recompra de acciones podría resultar algo decepcionante debido al empeoramiento de la situación económica.

El año pasado se registró una pérdida de 627 millones de euros debido a las amortizaciones de miles de millones de euros de la filial Wintershall Dea. Esta cifra fue muy inferior a la que BASF había anunciado en enero. La empresa había previsto una pérdida de casi 1.400 millones de euros. La razón fue una menor depreciación en Wintershall Dea. La filial de BASF se queja de una expropiación de facto de sus participaciones en Rusia y planea una retirada completa del país. En 2021, BASF aún había ganado unos 5.500 millones de euros.

A pesar de las pérdidas del año pasado, BASF tiene previsto repartir la misma cantidad de dinero a los accionistas que en 2021, y el consejo de administración prevé un dividendo de 3,40 euros por acción. BASF ha detenido prematuramente el programa de recompra de acciones, que en realidad está vigente hasta finales de 2023. En lugar de hasta 3.000 millones de euros, sólo se gastaron 1.400 millones de euros, dijo. Esto significa que la empresa dispone de más dinero en sus arcas para invertir o para la reestructuración de la empresa.