La empresa también puso en marcha un programa de rentabilidad variable para entregar trimestralmente a los accionistas el 50% del flujo de caja libre, pagadero en el primer trimestre de 2022.

Chesapeake, que llegó a ser el segundo mayor productor de gas natural de EE.UU., se declaró en quiebra el pasado mes de junio, cargado con una deuda de más de 9.000 millones de dólares por el exceso de gasto en activos y la repentina caída de los precios del petróleo.

Tras salir de la bancarrota en febrero, Chesapeake sufrió una serie de cambios en la dirección de la empresa, y su Director General, Doug Lawler, la abandonó en abril. Además, en junio se anunció que tres altos ejecutivos dejarían la empresa.

La deuda neta a largo plazo de la empresa era de 1.260 millones de dólares a 30 de junio.

El martes, Chesapeake aumentó su previsión de EBIDAX (beneficios antes de intereses, impuestos, depreciación, amortización y gastos de exploración) ajustado para 2021 en un 16%, hasta situarlo entre 1.800 y 1.900 millones de dólares.

La compañía también aumentó su previsión de producción anual total a 415.000 a 435.000 barriles de petróleo equivalente por día (boepd), desde su rango anterior de 410.000 boepd a 420.00 boepd.

Chesapeake mantuvo sin cambios sus perspectivas de gastos de capital para todo el año, entre 670 y 740 millones de dólares.

El productor de petróleo y gas con sede en la ciudad de Oklahoma dijo que alcanzó una tasa de producción neta media de unos 433.000 boepd en el segundo trimestre.

Obtuvo un beneficio ajustado de 1,64 dólares por acción en el trimestre finalizado el 30 de junio, superando la estimación media de los analistas de 1,20 dólares, según Refinitiv IBES.

Chesapeake añadió que actualmente está operando con siete plataformas: tres en el Marcellus Shale de Pensilvania, tres en el Haynesville Shale de Luisiana y una en el Eagle Ford Shale del sur de Texas.