Los científicos detallaron el miércoles uno de los fracasos: una estrella masiva a la que el tirón gravitatorio de una estrella compañera en un matrimonio estelar llamado sistema binario le absorbió tanto material que, cuando llegó el momento de explotar al final de su ciclo vital, apenas pudo emitir un gemido.

Su eventual explosión fue tan mansa, de hecho, que la estrella colapsada -ahora un objeto increíblemente denso llamado estrella de neutrones- permanece en una dócil órbita circular con su compañera. Una explosión más potente, como mínimo, habría dado lugar a una órbita más ovalada e incluso podría haber enviado a la estrella y a su compañera precipitándose en direcciones opuestas.

Este sistema binario, estudiado con un telescopio del Observatorio Interamericano de Cerro Tololo, con sede en Chile, se encuentra a unos 11.000 años luz de la Tierra, en nuestra galaxia, la Vía Láctea, en dirección a la constelación de Puppis. Un año luz es la distancia que recorre la luz en un año, 5,9 billones de millas (9,5 billones de km).

La masa de la estrella de neutrones es aproximadamente 1,4 veces la de nuestro sol, habiendo sido anteriormente 12 veces más masiva que éste. Su estrella compañera ostenta una masa entre 18 y 19 veces superior a la del sol tras canibalizar a su compañera. Las dos estrellas orbitan una alrededor de la otra cada 59 días y medio, separadas por unas ocho décimas partes de la distancia existente entre la Tierra y el sol.

La anémica explosión estelar que se produjo se denominó supernova "ultraexplosiva". Éstas se producen cuando una estrella masiva colapsa al quedarse sin combustible en su núcleo, pero no puede lograr una fuerte explosión porque una estrella compañera ha succionado gran parte de sus capas exteriores y eliminado material que, de otro modo, sería expulsado violentamente al espacio.

"Como hay poco material en la envoltura estelar, casi no se producen eyecciones por el choque del colapso", afirma el astrónomo Noel Richardson, de la Universidad Aeronáutica Embry-Riddle de Arizona, autor principal del estudio publicado en la revista Nature.

Clarissa Pavao, coautora del estudio y estudiante de Física en Embry-Riddle, describió la explosión como: "Tenue, sutil y pasiva".

"Si hubiera más explosión, la órbita no sería circular", dijo Richardson. "Una supernova normal no destruiría necesariamente a la compañera, pero podría alterar mucho más la órbita. Podría, por ejemplo, dar una patada al sistema que hiciera la órbita mucho más elíptica o incluso enviara a la estrella superviviente y a la estrella de neutrones en trayectorias rápidas en direcciones opuestas con velocidades que podrían incluso enviarlas fuera de la galaxia."

El tipo de sistema binario examinado en este estudio es raro, se calcula que existen unos 10 en una Vía Láctea poblada por unos 100.000-400.000 millones de estrellas.

A diferencia del sol solitario, quizá la mitad de las estrellas de nuestra galaxia residan en sistemas binarios. Los científicos se han preguntado si en estos sistemas existen planetas capaces de albergar vida, como ocurre, por ejemplo, con Tatooine, el planeta natal del personaje de "La guerra de las galaxias" Luke Skywalker.

"Sabemos de algunos sistemas binarios con planetas, pero son más difíciles de confirmar, y todos ellos son para estrellas con masas como nuestro sol", dijo Richardson. "En el caso de estas estrellas masivas, aún no hemos detectado planetas a su alrededor. Las estrellas pesan mucho más y son más luminosas que las estrellas similares al sol, lo que hace que la detección de planetas sea más difícil que alrededor de las estrellas más pequeñas."