Al mismo tiempo, la agencia afirmó sus calificaciones de emisor "BBB+/A-2" a largo y corto plazo para el grupo con sede en Roma, así como sus calificaciones sobre la deuda de la empresa.

La segunda mayor empresa de servicios públicos de Europa se comprometió en noviembre a centrarse en seis países principales y a vender activos tanto en Europa como en Latinoamérica para reducir su deuda neta a 51.000-52.000 millones de euros a finales del próximo año, frente a los 69.000 millones de euros de finales de septiembre.

"La perspectiva negativa refleja que el gran plan de rotación de activos de la empresa está sujeto a riesgos de ejecución, mientras que los elevados gastos de capital y la considerable remuneración de los accionistas están lastrando el perfil de riesgo financiero del grupo", señaló S&P.

Según los cálculos de S&P, que también tienen en cuenta los requisitos de reposición de márgenes de Enel en los contratos de derivados energéticos, la deuda neta ajustada del grupo podría alcanzar un máximo en 2022 de unos 82.000 millones de euros.

Las medidas gubernamentales adoptadas en Italia y España para proteger a los hogares y a las empresas de la subida de las facturas energéticas crearon tensiones en el flujo de caja de Enel, que declaró un capital circulante negativo de 5.000 millones de euros a finales de septiembre.

"Prevemos que Enel seguirá generando un importante flujo de caja discrecional negativo de unos 4.000 millones de euros en 2023, tras 12.500 millones de euros en inversiones, y dividendos de unos 5.500 millones de euros -basados en el compromiso de Enel de aumentar su dividendo a 0,43 euros (por acción)-", dijo S&P.

La agencia de calificación crediticia dijo que 2023 será un año crucial para la empresa de servicios públicos controlada por el Estado.

"Los resultados financieros y operativos en 2023, junto con un colchón de liquidez adecuado, serán fundamentales para mantener la calificación".

(1 dólar = 0,9469 euros)