El cierre de las tres terminales operadas por Elengy, filial de Engie, que comenzó el 7 de marzo, estaba inicialmente previsto que finalizara el martes 14 de marzo, pero se ha ampliado hasta el 21 de marzo. Se esperaba que el bloqueo redujera los envíos franceses de GNL a la red en unos 500 millones de metros cúbicos.

Las dos fuentes también señalaron que es probable que la huelga que afecta a la terminal de GNL de Dunkerque, operada por Fluxys, siga el mismo camino, lo que significa que las cuatro terminales francesas de GNL permanecerán paralizadas.

El cierre de esta terminal ya se renovó el lunes por la noche hasta el viernes. La página web de la empresa confirmó que se trataba de un caso de "fuerza mayor por huelga", en el que se detuvo la carga y se redujo al mínimo la capacidad de entrega.

Anteriormente, el martes, un responsable sindical declaró a Reuters que una votación determinará si se renuevan o no los bloqueos, y añadió que el almacenamiento de gas también estaba bloqueado hasta la retirada de la reforma de las pensiones.

Los medios franceses también han informado de que el sindicato ha votado a favor de prolongar la huelga.

Varios barcos de GNL que se dirigían a Francia han cambiado de rumbo hacia otras terminales en Gran Bretaña, Países Bajos y España, desde que comenzó la huelga.

Antes de la decisión de prolongar las huelgas, los mercados no mostraban grandes signos de preocupación, ya que los precios europeos del gas cayeron durante dos días consecutivos, y muchos analistas afirmaron que los sistemas eléctricos europeos podrían hacer frente a la baja generación nuclear francesa si la generación de energía renovable es fuerte.

La huelga también se produce en un momento en el que los almacenamientos europeos de gas se mantienen en un nivel relativamente cómodo del 56,50% de llenado.

Sin embargo, el cierre de las terminales durante otra semana afectará significativamente a la capacidad de Francia para exportar gas a los países vecinos.

Desde finales de enero, Francia se ha visto azotada por huelgas continuas contra la muy impopular reforma de las pensiones, con las principales refinerías bloqueadas, el transporte ferroviario interrumpido y la basura amontonándose en las calles de París y otras ciudades.

El siguiente paso, previsto para el miércoles, es la convocatoria de una comisión mixta de legisladores de las cámaras baja y alta para acordar una versión definitiva del texto. Ese día, los sindicatos planean una nueva jornada de huelgas y protestas.

El último y crucial momento sería la votación final, el jueves, en ambas cámaras.

El partido de Macron necesita el apoyo de Les Republicains para garantizar la aprobación del proyecto de ley. Pero los legisladores conservadores están muy divididos al respecto e incluso hay fisuras en el bando presidencial, con la ex ministra de Medio Ambiente de Macron, Barbara Pompili, oponiéndose.