Hapag-Lloyd, la quinta naviera de contenedores del mundo, se benefició de unas tarifas de flete excepcionales hasta la primavera de 2022, lo que le ayudó a reforzar sus finanzas, invertir en su flota y realizar adquisiciones.

Pero ya ha advertido de que la fiesta se ha acabado, al igual que su mayor rival Maersk.

"Los costes -como los del combustible, los buques fletados y la manipulación de contenedores- han aumentado significativamente", declaró en un comunicado el director ejecutivo, Rolf Habben Jansen.

"Hemos conseguido que el año fiscal actual tenga un comienzo decente, pero la economía se ha enfriado y sigue siendo inevitable un descenso significativo de los beneficios".

La empresa prevé para 2023 unos beneficios antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones (EBITDA) de entre 4.000 y 6.000 millones de euros, frente a los 19.400 millones de 2022.

Prevé unos beneficios antes de intereses e impuestos (EBIT) de entre 2.000 y 4.000 millones de euros para 2023, tras los 17.500 millones de 2022.

Las previsiones para 2023 están sujetas a una considerable incertidumbre debido a Ucrania y otros conflictos internacionales, así como a la inflación, según el comunicado de la compañía.

Hapag-Lloyd informó de que los ingresos aumentaron un 55% el año pasado, hasta los 34.500 millones de euros, ayudados por un incremento del 43% en las tarifas de flete, hasta los 2.863 dólares por unidad equivalente a veinte pies (TEU).

Los volúmenes de transporte se mantuvieron al mismo nivel que el año anterior, con 11,8 millones de TEU, pero los gastos de transporte aumentaron un 18,5%, hasta 13.700 millones de euros.

La pandemia perturbó la logística y atascó los puertos, pero esas condiciones se habían suavizado considerablemente a finales de 2022, cuando los costes por unidad habían empezado a subir. (1 dólar = 0,9400 euros)