En septiembre, el Pentágono dejó de aceptar nuevos jets F-35 tras descubrir que un imán del motor del caza furtivo estaba fabricado con material no autorizado procedente de China.

La exención, firmada el 8 de octubre por William LaPlante, jefe de compras de armamento del Pentágono, permite una aleación en la bomba de lubricante del motor que no cumple las leyes de adquisición estadounidenses. Éstas prohíben el contenido chino no autorizado en el avión.

La aceptación del avión es necesaria para los intereses de la seguridad nacional, dijo LaPlante en un comunicado, añadiendo que la determinación se aplica hasta que se acepte el último avión del contrato, actualmente previsto para octubre de 2023.

El proveedor de la bomba, Honeywell International Inc, trabajará para encontrar una fuente alternativa para el metal y utilizarlo en futuras bombas de lubricante.

El imán no transmite información ni daña las aeronaves, por lo que no existen riesgos de seguridad.

Lockheed Martin, que fabrica los reactores, había dicho que el problema estaba "relacionado con un imán de la turbomáquina del F-35 fabricado por Honeywell que incluye aleación de cobalto y samario".

En el futuro se utilizará una fuente alternativa para la aleación, dijo la Oficina del Programa Conjunto en su comunicado.

Hay otros imanes de origen chino en el avión que han recibido exenciones de anteriores funcionarios del Pentágono.