Acortar la semana laboral ayudaría a Intesa a frenar sus facturas de electricidad en un momento en que las empresas europeas luchan contra unos costes energéticos por las nubes.

Intesa daría a sus empleados la opción de trabajar 36 horas semanales repartidas en cuatro días, en lugar de las 37,5 horas actuales repartidas en cinco días, ganando el mismo salario, según declaró un portavoz de la entidad crediticia.

"Estamos discutiendo algo que ya está previsto en el contrato nacional para el sector bancario. No es que Intesa lo haya inventado. No tenemos prisa, vamos a ver cómo evolucionan las discusiones", dijo el líder sindical de FABI, Lando Sileoni.

"Si llegamos a un acuerdo, no puede depender sólo de la empresa concederlo o no, y no puede tratarse sólo de los costes energéticos que se trasladan al trabajador porque las jornadas son de cuatro en vez de cinco".

Sileoni, que dirige el mayor sindicato bancario de Italia, instó a otros prestamistas a seguir el ejemplo de Intesa y mantener debates similares.

La idea de semanas laborales más cortas se lleva debatiendo desde hace tiempo y cobró fuerza durante la pandemia del COVID-19, con sus partidarios argumentando que podría ayudar a impulsar la productividad.